Para empezar, nunca los californianos habían venido a Madrid con la capacidad de reclamo suficiente como para llenar el estadio Vicente Calderón.La culpa de ello, probablemente, la tenga su telonero, el francés David Guetta, parte implicada en el reciente giro a la música de baile de sus dos últimos discos, The E.N.D. y The Beginning, sobre todo con I gotta feeling, la canción más descargada de la historia y la quinta más triunfadora según la lista de MediaTraffic, por detrás -eso sí- de La Macarena.En los últimos días se ha añadido un último reclamo, el anuncio de la pausa que el grupo se permitirá tras esta gira para que algunos de sus miembros presenten proyectos en solitario. Una pausa que, según ha declarado Fergie hoy a Efe, ni ellos mismos saben de cuánto tiempo podría tratarse.
Por todo ello, por sus más de 50 millones de discos vendidos en todo el mundo y porque había de tratarse a la fuerza de un concierto cargado de grandes éxitos, el Calderón se ha llenado para ver a Fergie -afinada y gritona casi a partes iguales-, Will.i.am, Taboo y Apl.de.ap.
El concierto lo ha precalentado un telonero de lujo, de los que bien valen el precio mismo de la entrada, el propio Guetta, que ha puesto a bailar a los asistentes algunos de sus temas más conocidos como DJ, véase Memories o su último single, Where them girls at.Después ha llegado el turno de los BEP. Su gira es una exaltación de las nuevas tecnologías: pantallón de fondo, megacabina de discjockey y luces futuristas incluso en el vestuario, que parecía sacado de la película Tron. Hasta su aparición ha sido propia de ciencia ficción, emergiendo del suelo como teletransportados.
Rock your body y Meet me halfway, los dos primeros temas ya han dejado claro que Madrid tenía ganas de fiesta, hasta el punto de que en algunos casos era más asombrosa la marea saltarina de la pista que lo que acontecía sobre las tablas.Ya lo dice Fergie, a un concierto de los BEP se va a saltar, a cantar, a disfrutar de las luces y de la música, por eso -dicen ellos- su espectáculo casa tan bien con la cultura española."España, ¿qué pasó?", ha dicho en su recién aprendido castellano el vocalista Taboo, quien seguidamente ha recordado la fecha que era hoy: "Vamos a celebrar mi cumpleaños", ha dicho el artista, que anoche salió a disfrutar de la noche madrileña con dos de sus compañeros.
De su último disco han despachado entonces The best one yet, Just can't get enough y Don't stop the party. Lo que ha seguido han sido canciones bien conocidas por todos, Imma be, Don't phunk with my heart y Shut up, uno de sus primeros éxitos mundiales y una de las recibidas más calurosamente.
Para tomar oxígeno, el cuarteto ha comenzado a turnarse sobre el escenario. Tras un pequeño bloque marcado por los chicos, Fergie -de rosa- ha gozado de unos minutos con Glamorous y Big girls don't cry, que han dado paso a la sesión de DJ espacial de Will.i.am, con apuntes de Eurythmics (Sweet dreams), Usher, Michael Jackson (Thriller), Red Hot Chili Peppers (The other side), Blur (Song 2), Nirvana (Smells like teen spirit), Rolling Stones (Satisfaction), Benny Benassi (Satisfaction), The White Stripes (Seven nation army) y Britney Spears (Till the world end, curiosamente, de lo más coreado).
Extrañamente se ha caído del repertorio Let's get it started, pero Pump it y Where is the love han prendido la mecha de la traca final, una chispa que, a petición de los BEP y con los móviles de todo el público en alto, ha convertido el Calderón en una especie de planetario con el firmamento estrellado a pie de pista.Sólo quedaba que estallara el big bang, que se ha desatado con Boom Boom Pow, The time (Dirty bit), primer single extraído de The Beginning, y, tras cantarle el cumpleaños feliz a Taboo, por supuesto, con I gotta feeling.