SENCILLAMENTE PLETÓRICOS

Depeche Mode: los viejos electrónicos nunca mueren

La maquinaria de Depeche Mode está perfectamente engrasada tras 30 años de carrera y sin cambios en su formación. Así lo han demostrado en el Palau Sant Jordi de Barcelona, primera cita en España de los padres del sonido electrónico. Un chorreo constante de éxitos con el final apoteósico de sus épicos himnos. Esta semana le toca también el turno a Madrid.

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Europa FM

Barcelona16/01/2014 12:14

Delta Machine Tour es el nombre de la gira que ha llevado a Barcelona a Depeche Mode, una banda aliada con las máquinas desde sus inicios como pioneros del techno y que ha demostrado que mantiene todos los engranajes engrasados tras más de treinta años de uso. Tras un pequeño paréntesis navideño, los británicos han vuelto a la carretera y lo han hecho en el Palau Sant Jordi de Barcelona, un espacio con capacidad para 18.000 personas que ha registrado lleno total, con las entradas agotadas hace días.

El cantante Dave Gahan, que parece haber vendido su alma al diablo a cambio de la vida eterna, ha aparecido sobre el escenario pletórico y dando vueltas como una peonza, sin rastro de la grave enfermedad que le obligó a interrumpir la anterior gira, y mucho menos del maltrato que infringió a su cuerpo en su época de toxicómano. El viejo dicho de que los viejos roqueros nunca mueren también vale para la electrónica, a la vista de la larga vida de Depeche Mode, uno de los pocos grupos con más de treinta años de vida que se mantiene con sus miembros originales.

Dave Gahan, Andrew Fletcher y Martin Gore han salido a escena acompañados de dos músicos más y han alternado los temas de su último disco Delta Machine con algunos de sus 'hits' más conocidos. Fieles al patrón que se viene repitiendo en todos los conciertos de la gira, el espectáculo ha empezado con Welcome to my world, una canción de su último disco, con toques de electrónica industrial. Antes de acabar este tema, Dave Gahan, un auténtico animal escénico, se ha quitado la americana negra y se ha quedado con un chaleco que le ha permitido lucir tatuajes.

Un público entregado y con muchas ganas de bailar ha acogido con gritos de alegría los primeros movimientos de cadera de Gahan y ha celebrado los acordes de Walking in my shoes, el tercer tema del concierto y el primero que ha coreado el público. Sensual y elegante, Gahan ha cantado y ha bailado Angel, Precious, Black Celebration y Policy of truth, antes de darse un respiro y pasar al testigo a Martin Gore, que ha interpretado versiones acústicas de Slow y But not tonight. Todo ello en un escenario con un impactante juego de luces y tres pantallas con proyecciones muy conseguidas y perfectamente engarzadas con la música. Angel ha ido acompañada de luces rojas y fuego en las pantallas, en conexión con el lado más oscuro e infernal de la banda, mientras que Precius ha sonado sobre un fondo de imágenes de perros abandonados, en consonancia con la melancólica letra que Martin Gore escribió tras su separación. Gore ha abandonado momentáneamente la guitarra y los teclados para cantar Slow, un tema del último disco que se acerca con acierto al blues.

El público, mayoritariamente entrado en la treintena y la cuarentena, ha aplaudido con sinceridad la interpretación de Gore, pero también ha festejado el retorno al escenario de Gahan y ha bailado con ganas Behind the wheel, Pain that I'm used to y Question of time.

Pero el momento álgido ha llegado con Enjoy the silence y Personal Jesus, dos temas que los músicos han alargado para dejar volar a los presentes. La traca final ha contado con el temazo Just can't get enought (1981), así como una épica interpretación de Halo, un lisérgico I feel you y un participativo Never let me down con todo el Palau Sant Jordi moviendo los brazos al unísono.

La maquinaria está perfectamente engrasada y preparada para continuar camino hacia Madrid (17 y 18 de enero), Montpellier (21 de enero), Lyon (23 de enero) y donde haga falta.