Rihanna conquista Barcelona con su frenética sucesión de éxitos
Rihanna dejó claro anoche en el Palau Sant Jordi de Barcelona que puede moverse a la perfección por estilos tan dispares como el bailable EDM de We Found Love o Where Have You Been, hasta el pop más clásico de Umbrella; pasando por el dancehall de Work o Man Down o el trap de Bitch Better Have My Money en 90 minutos de frenético directo encadenando sus mayores éxitos.
Para no perder la costumbre como cada vez que viene a Barcelona, Rihanna salió tarde al escenario. Esta vez fueron 45 minutos, algo mejor que su anterior visita en la que nos hizo esperar hora y 20 ¡Vamos mejorando, RiRi!
La gira ANTI de la de Barbados cumple bastantes requisitos de cualquier “anti-gira” de una diva del pop: no hay grandes escenografías, ni fuegos artificiales, ni confeti. Ni siquiera el vestuario que luce Rihanna es el habitual al que nos tenía acostumbrados en sus otros tours: ha cambiado los shorts y corsés por modelitos mucho más holgados y con mucha más personalidad que los sensuales outfits que lucen otras cantantes de su talla.
Esta gira es toda una declaración de intenciones que nos deja claro que, si bien se dió a conocer con el pop más edulcorado allá por 2005, se ha convertido en una artista que, si bien no destaca por tener una gran voz en directo como otras divas como Adele o Beyoncé; si que es una de las más versátiles y carismáticas.
También fue “muy anti” el inicio de su concierto, apareciendo por un lateral del Palau Sant Jordi y empezando con una balada en lugar de un hit machacón. Stay fue la encargada de inaugurar la noche con miles de luces brillando desde los smartphones del público (que lo de sacar mecheros ya ha quedado anticuado) para continuar con una versión reducida de Love the way you lie (Part II) antes de subirse a la ya conocida pasarela transparente para bailar sobre el enloquecido público Woo y Sex with me hasta llegar al escenario principal.
El tercer acto del show mostraba a la Rihanna más urban encadenando Birthday Cake, Pour It Up, Numb y Bitch Better Have My Money, en la que por fin aparecieron todos los músicos sobre el escenario; para continuar con Pose y la instrumental Goodnight Gotham. Eso sí, todo bien picadito porque no llegó a cantar ninguna canción entera, formato que mantuvo durante todo el concierto.
Tampoco olvidó éxitos ajenos en su siguiente acto, en el que recuperó sus colaboraciones con T.I. en Live Your Life, con Jay Z en Run This Town o con Kanye West en All Of The Lights.
Umbrella, uno de sus primeros hits, pasaba casi desapercibida durante poco más de un minuto donde cantó más el público que ella, y volviendo a recordar que quien no apoya, no folla, se lanzó con Desperado.
Y aquí llegaba el momento álgido de la noche: el dancehall de Man Down, Rude Boy y Work, daba paso a otro género que se le da exactamente igual de bien y que son los dos que le han proporcionado más éxitos: el EDM. Bajo la producción de su inseparable Calvin Harris, Rihanna hacía una nueva versión de We found love con la base de How deep is your love, seguida de Where have you been, también obra del DJ escocés.
Y tras esta batalla de hits llegaba el fin del concierto de la misma manera que empezaba, con canciones medio-tiempo como Needed Me o la psicodélica cover de Tame Impala Same Ol’ Mistakes; para llegar a Diamonds; dedicada a las víctimas del atentado en Niza, del golpe de estado Turquía y a las de la brutalidad policial en Estados Unidos.
En FourFive Seconds volvió a cantar el público, (porque RiRi cantar lo que se dice cantar, cantó poquito) y le regalaron una muñeca vestida como ella; y unas sentidas Love On The Brain y Kiss It Better ponían el broche final mientras una marea de espuma inundaba el escenario cayendo por una enorme cortina en la parte de atrás.