Así es Carolina Molas, madre de Íñigo Onieva y madrina en su boda con Tamara Falcó
Madre de tres hijos, procedente de una acomodada familia y convertida en reconocida empresaria. Carolina Molas, la futura suegra de Tamara Falcó, es el nuevo objeto de deseo de la prensa rosa. Consciente de que este sábado 8 de julio, su hijo mayor entrará a una de las familias más mediáticas de España, la madre de Íñigo Onieva ha conseguido ponerle freno a esa expectación con elegancia y discreción.
Carolina Molas, la madre de Iñigo Onieva, deslumbra con un vestido de Lorenzo Caprile
Una nueva estrella de la prensa rosa parecía haber nacido el día que Íñigo Onieva y Tamara Falcó se prometieron por primera vez. Carolina Molas, la discreta madre del novio, despertó la curiosidad de todo el mundo: ¿quién es?, ¿a qué se dedica?, ¿cómo es la relación con sus hijos?, ¿cómo se lleva con Tamara?
Para decepción de muchos, desde aquel primer intento de boda del mes de septiembre, muchas cosas han pasado entre la marquesa de Griñón y su futuro marido –infidelidad, ruptura, reconquista, nuevo compromiso, cambio de fecha de la boda, polémica con el vestido...— y Carolina Molas se ha mantenido firme ante la prensa, haciendo gala de una elegante discreción.
Aguantó sin perder los papeles a los periodistas que se concentraron en su casa durante la crisis por la infidelidad. Y ahora, con su papel de madrina, ha conseguido esquivar la atención que pretendía colocarla en el foco y convertirla ese día en la rival de estilo de Isabel Preysler.
Muchas han sido las voces que han coincidido en destacar la elegancia de la madre de Íñigo Onieva, de 53 años, que siempre luce sencillos looks que mezcla con algunas de las tendencias de la temporada. Una de sus grandes apariciones la hizo en la fiesta de compromiso de su hijo, que se celebró en casa de la madre de Tamara, a la que acudió con un bonito vestido lila, con mangas de encaje, que fue muy alabado.
Una reconocida mujer de negocios
Carolina Molas procede de una acomodada familia bilbaína. Se casó muy joven con Íñigo Onieva (padre), y con solo 19 años tuvo a su primer hijo: Íñigo, que acaba de cumplir 34 años. Después llegarían Alejandra, que tiene 31 y es actriz; y Jaime, el pequeño y ya valorado hombre de negocios. Siendo estos adolescentes, el matrimonio se separó y la madre se quedó en la casa familiar de La Moraleja junto a sus hijos a los que se ha dedicado todos estos años.
Además de ejercer de madre, Molas es una reconocida empresaria que lleva desde 2001 al frente de Cemevisa, la empresa familiar de distribución de electrodomésticos. En 2014, tras la muerte de su padre, se convirtió en la CEO de la compañía. En 2022 recibió el premio CEO del Año en Distribución de Electrodomésticos de Consumo, un reconocimiento que celebró junto a sus hijos, su madre y Tamara.
Carolina Molas ha heredado el instinto para los negocios tanto de su padre como de su madre, María Eugenia Urrutiaciorraga, quien fundó la primera empresa de la familia, Qubbos Equipamiento del Hogar, dedicada al comercio al por mayor de aparatos electrodomésticos y que fue el origen de Cemevisa. La matriarca del clan es de la localidad vizcaína de Amorebieta y, aunque la familia lleva décadas instalada en Madrid, no olvida sus raíces vascas.
Tiempo después de separarse del padre de sus hijos, Molas comenzó una relación con José Ignacio de Guadamillas, un empresario del sector inmobiliario, con el que se casó en 2017 y con el que rompió el pasado verano, poco antes de la tormenta mediática que protagonizó su hijo mayor.
Del disgusto a la ilusión por la boda de su hijo
Tras el escándalo de la infidelidad y la ruptura de su hijo con Tamara Falcó, Carolina Molas cobró un destacado papel. Durante semanas fue la portavoz de su hijo ante la prensa ante la que confesó sentirse triste y disgustada, e incluso se la llegó a captar visiblemente emocionada en alguna ocasión.
Fue entonces cuando tomó las riendas de la situación: decidió poner distancia y se marchó con su hijo de viaje a Turquía. Este fue el punto de inflexión para que él empezase el proceso de reconquista de su entonces exprometida.
Aunque a lo largo de estos meses se ha puesto en duda la buena relación que mantiene con su futura nuera, lo cierto es que Molas está participando activamente en los preparativos de esa boda e incluso acompañó a Tamara a Bilbao a visitar el taller de Sophie et Voilá, la firma que iba a ser la creadora de su vestido de novia y que abandonó el proyecto a dos meses del enlace.
Desde hace unas semanas, las crónicas de la prensa rosa han desvelado que hay un nuevo motivo de discordia entre Tamara y la familia de su futuro marido por la exclusiva de la boda el 8 de julio. Parece ser que Molas, madrina de su hijo, no está dispuesta a participar de ella y ha mostrado su negativa a posar para las fotos, algo que podría hacer caer el valor de ese reportaje en ¡Hola!.
Con posado o no, la madre de Íñigo se prepara concienzudamente para ese gran día y ha sido vista en varias ocasiones visitando el taller del diseñador Lorenzo Caprile, el encargado de confeccionar su vestido para el gran día en el que ella tendrá un papel crucial: será la madrina y acompañará a su hijo al altar de la capilla del palacio El Rincón.