Chiara Ferragni se defiende tras el escándalo de la publicidad engañosa y su divorcio
La influencer italiana, que pasó de fundar su blog The Blonde Salad en 2009 a ser CEO de dos empresas y administrar un imperio gigantesco, ha concedido su primera entrevista tras ser multada con un millón de euros por publicidad engañosa.
Chiara Ferragni intenta limpiar su imagen pública tras el mayor varapalo que ha sufrido una influencer por parte de las autoridades.
La Autoridad Antimonopolio italiana multó a las dos sociedades de la empresaria con un millón de euros por "haber incurrido en una práctica comercial desleal al anunciar el 'Pandoro Pink Christmas'", que llevaba su nombre y daba a entender a los consumidores que, al comprarlo, contribuían con una donación solidaria al hospital pediátrico Regina Margherita de Turín.
Una operación por la que Ferragni se embolsó un millón de euros, ninguno de ellos destinado a tal donación. Fue Balocco, la empresa de dulces, la que previamente había enviado 50.000 euros al hospital.
Desde entonces, la influencer se enfrenta a la peor crisis de imagen que ha sufrido. Numerosas marcas, como Safilo (de gafas de alta gama), han roto sus contratos con ella. En una entrevista con El Corriere della Serra, la influencer habla por primera vez de la tormenta que supuso para ella y su entorno.
"Fue dificil. Durante dos meses hablaron de mí como si fuera una criminal y encarnara todos los males de este país. Cuando estalló el caso, los haters no atacaron a Balocco porque dijeron que había trabajadores y familias detrás, pero 50 familias también trabajan para mis empresas", cuenta en una charla registrada el pasado lunes, cuando todavía no se había hecho pública su separación con Fedez tras siete años de relación, cinco de matrimonio y dos hijos en común.
No se había confirmado la ruptura, pero los rumores sobre una crisis ya eran latentes. "Es mi marido y en mi opinión, en ciertas situaciones de caos extremo, las cosas es mejor mantenerlas dentro de la pareja", decía al ser preguntada por su distanciamiento. "Todo el mundo quiere opinar, pero para mí, más que dar explicaciones, es más importante hacer lo que creo que es correcto: mantener los problemas dentro de los muros familiares", añadía.
En la charla, Ferragni aseguró que se enteró de la investigación y la correspondiente multa por los medios de comunicación. "Eran las ocho de la mañana, estaba levantada, iba a un set de fotos y ni yo ni mis colaboradores esperábamos algo así. Me quedé completamente en shock", relataba.
"Era viernes, y pasé el fin de semana encerrada en casa, con el mismo chándal, leyendo terribles tuits sobre mí y preguntándome: '¿Qué está pasando?'", aseguraba al diario italiano. Lidiar con las críticas es algo que continúa siendo difícil, y se esfuerza por mostrarse resistente ante la tempestad. "Lucho, porque si te dijera lo frágil que me siento, me percibiría aún más débil, aún más atacable", confesaba.
Su única explicación sobre la comunicación engañosa del Pandoro se basa en que si hubiera sabido que Antimonopolio la iba a investigar, hubiese matizado el naming del producto. "Si lo hubiera sabido antes, habríamos escrito en la caja "Chiara Ferragni y Balocco apoyan el hospital Regina Margherita con una donación de 50 mil euros realizada por Balocco". Nadie podría haber dicho nada y de todos modos nos sentimos honrados. Si hay un efecto positivo en este asunto es que ahora tenemos un proyecto de ley de caridad", contaba, sabedora de que la sentencia contra ella crea precedente en la justicia italiana ante las malas praxis de muchos prescriptores de la red.
Ahora, con la tormenta algo amainada, Ferragni se ha propuesto no volver a llevar a cabo acciones que mezclen "publicidad y caridad".