El lado más personal de Pablo Carreño y su historia de superación: de la retirada a la medalla olímpica
El tenista español Pablo Carreño ha sorprendido a muchos alzándose con la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos ante el actual número 1 de la ATP, el serbio Novak Djokovic. Esta es su historia de superación y el lado más personal del nuevo medallista olímpico.
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Pablo Carreño llegaba a Tokio como una de las grandes esperanzas para el tenis español, tras la renuncia de Rafa Nadal. Lo que nadie esperaba es que el tenista asturiano consiguiera llegar hasta la batalla por el tercer y cuarto puesto y ganar ante nada más que el número 1 de la ATP, el serbio Novak Djokovic. El nuevo medallista olímpico se une así a destacados nombres como los de Arantxa Sánchez Vicario, Manolo Santana o Rafael Nadal, que también destacaron en la competición en años anteriores.
El deportista español, de 30 años, se ha impuesto este sábado al mejor del mundo en tres sets, en un duro partido que comenzó ganando, pero que el serbio supo remontar hasta llegar al tercero. Sin embargo, Pablo Carreño fue superior en este último, con un final enigmático, y se alzó con la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos, ante la rabia de Djokovic, que acabó desquiciado ante el juego del español.
Pablo Carreño ha demostrado en estos Juegos Olímpicos que es un hombre capaz de superar las expectativas y los problemas físicos, pero también de dedicarse a su familia, sus aficiones y hobbies más allá del tenis. Descubrimos un poco más sobre el nuevo medallista olímpico de bronce en Tokio y sobre su lado más personal.
Su historia de superación: al borde de la retirada con 20 años
El tenista español se confiesa admirador de figuras de nuestro tenis tan importantes como Juan Carlos Ferrero y David Ferrer. Empezó su andadura en el tenis a los 6 años, edad a la que comenzó a pelotear y, más tarde, a los 15 años, se trasladó a Barcelona para entrenar en el Real Club de Tenis Barcelona-1899, donde se formó con tenistas como Carlos Moyá, Arantxa Sánchez Vicario o Conchita Martínez.
Sin embargo, la historia del tenista asturiano pasa por un duro revés en su carrera profesional, donde con tan solo 20 años estuvo al borde de la retirada. Una hernia discal le mantenía durante más de siete meses apartado de las pistas de tenis, tras una dura y complicada operación que, de haber salido mal, podría haber acabado con su trayectoria al poco de empezar.
Un duro golpe para Pablo Carreño, que vio su progresión cortada tras la lesión, aunque pudo salir de ella gracias a la ayuda de Walter Navarro, su preparador físico. Así, el joven asturiano consiguió firmar un 2013 impecable tras su operación, pasando de ser el 654 de la clasificación a terminar como el número 66. Ese mismo año ganó siete torneos Futures, cuatro Challengers y debutó en un Grand Slam ante Roger Federer.
Ahora, casi 10 años después, el joven gijonés es número 11 de la ATP, aunque ya en 2017 figuraba entre los 10 mejores jugadores del mundo. Lo que está claro es que Carreño seguirá trayendo alegrías al tenis español durante los próximos años, y estos Juegos Olímpicos son solo un capítulo más, mientras su carrera sigue en escalada.
El gran apoyo de Pablo Carreño: su familia y su novia
Pablo Carreño ha demostrado una gran unión con su tierra y su familia, siendo un gran aficionado del Sporting de Gijón, en cuyo estadio se le puede ver de vez en cuando. Es hijo del arquitecto Alfonso Carreño, y de una doctora, María Antonia Busta, y es hermano de dos chicas, Lucía y Alicia.
Además, su novia, Claudia Díaz, una abogada y asesora fiscal de Barcelona, es uno de los grandes apoyos del tenista, que le suele acompañar en las giras –aunque por las restricciones no ha podido estar presente en Tokio–. La pareja, que mantiene una relación desde hace varios años, comparte una gran afición por viajar y no dudan en compartir imágenes juntos.