Megan Fox enumera sus pasos por el quirófano
La actriz Megan Fox se ha abierto en canal al comentar cuál es su relación con las operaciones de cirugía estética y desmiente algunas teorías sobre los retoques a los que se ha sometido.
Los cambios físicos a lo largo de la carrera de la actriz Megan Fox han sido de los más comentados entre la industria de Hollywood.
Conjeturas y análisis que no siempre han acertado a juzgar por las explicaciones que ha dado la propia protagonista en el podcast Call Her Daddy. “Voy a repasar todas las cosas que he hecho porque siento que existe un estigma y no voy a ganar. Sin embargo, Espero que esto libere a algunas personas”, ha argumentado durante la conversación.
Lo que sí se ha hecho
Megan Fox ha indicado que comenzó su relación con los retoques estéticos “cuando tenía poco más de 20 años”, pasando por el quirófano para operarse la nariz.
Sin embargo, la intérprete no ha dudado en salir al paso de algunas conjeturas poco acertadas. “Me acusaron de someterme a seis, siete u ocho cirugías de rinoplastia, lo cual es imposible, tu nariz se necrosaría y se caería”, ha detallado a la conductora del podcast, Alexandra Cooper. “No me he hecho una rinoplastia desde que tenía, diría yo, 23 años”, ha concluído.
Otro de sus cambios más comentados con el paso del tiempo ha sido su aumento de pecho. “Me operaron los senos cuando tenía 21 o 22 años y me los rehicieron después de que terminé de amamantar a mis hijos”, ha confesado.
Un proceso que, como ha recordado, ha tenido que repetir “recientemente” debido a que la silueta de sus anteriores implantes quedaba a la vista porque “no tenía suficiente grasa corporal para disfrazarlos”.
Además, ha indicado que la recuperación del trauma físico que implica esta operación merece “una recompensa” en su opinión. Por ello, solicitó a su cirujano “los senos más grandes” que pudiesen caber en su cuerpo. “No me importa lo que esté de moda, dame tetas de stripper de los noventa”, ha declarado, aunque también apunta que “ni siquiera son tan grandes (...) Simplemente se ven grandes en mi cuerpo porque mi cuerpo es pequeño”.
Por otro lado, la protagonista de Transformers también ha detallado haberse sometido a otros tratamientos, como “Botox, el relleno y todos los láseres que puedas imaginar”, y se ha guardado el secreto con respecto a una de sus últimas experiencias. “Hay una cosa que hice y que estoy controlando, lo siento. Fue realmente buena y no es una cirugía plástica conocida”, ha detallado.
Lo que no se ha hecho
Haciendo este repaso, Megan Fox no ha querido olvidar algunas teorías que aumentaban significativamente sus pasos en quirófano. “Nunca me han eliminado la grasa bucal. Nunca me quitarán grasa, soy una persona delgada que no tiene suficiente grasa corporal ni grasa en la cara”, ha explicado. “Solo pondré grasa (...) Nunca me he sometido a una liposucción ni a un contorno corporal ni nada de eso".
Además, ha zanjado de forma radical posibles cambios en la parte trasera de su cuerpo. “Nunca he tenido implantes de glúteos”, ha confesado, descartando también la posibilidad de someterse a un levantamiento de glúteos brasileño. “No tengo grasa corporal extra y es muy difícil recuperarse de esa cirugía (...) Son, básicamente, tres meses en los que tienes que estar acostado boca abajo y estaremos magullados una eternidad”.
Miedo al proceso
Megan Fox también ha declarado que pasar por estas circunstancias no le resulta para nada agradable. “No me gusta la cirugía. Mi cuerpo no reacciona bien a la anestesia general”, ha admitido, añadiendo que no es partidaria de someterse “a cirugía ligeramente”.
Esta mala asimilación de la anestesia general es la responsable de los grandes implantes mamarios que porta la actriz y la necesidad de esa “recompensa”. “Nada de esta mierda es realmente segura. Todo conlleva un riesgo. Así que no estoy animando a la gente a salir a ciegas y hacer cosas”, ha expuesto.