dura historia

Qué pasó con Simone Biles, la medallista de los Juegos Olímpicos que se retiró por problemas de salud mental

Sus piruetas imposibles y sus mortales perfectos la convirtieron en la reina de las olimpiadas de Río de Janeiro en 2016. En Tokio 2020, con todos los ojos puestos en ella, tuvo que abandonar "porque sentía el peso del mundo encima". Tras un largo proceso de recuperación llega a París en un gran momento deportivo y personal.

Peludo y cuadrúpedo, así es Beacon, el compañero de Simone Biles en el equipo olímpico de EE.UU.

Simone Biles
Simone Biles | Getty

Madrid27/07/2024 13:33

Simone Biles es la gimnasta más laureada y para muchos la mejor de la historia. Con 27 años, suma 37 medallas, entre olimpiadas y campeonatos mundiales, y el honor de haber dado nombre a dos saltos. Pero la historia de Simone Biles es mucho más que una historia de triunfos deportivos: una de sus grandes conquistas es haber puesto sobre la mesa los problemas de salud mental que enfrentan los deportistas de élite cuando decidió retirarse de los Juegos Olímpicos de Tokio por estrés y ansiedad.

El camino de su recuperación para llegar a París lo cuenta en el documental que Netflix acaba de estrenar, Simone Biles vuelve a volar. El proceso no fue sencillo y además de enfrentar la presión que supone la alta competición y la avalancha de críticas que generó su retirada de Tokio, Biles peleaba con algunos acontecimientos que han marcado su vida: fue adoptada por sus abuelos porque sus padres tenían problemas de adicciones, ha sido objeto de discriminación racista dentro del mundo del deporte y fue víctima de abusos por parte de Larry Nassar, el médico que trabajó para la Federación de Gimnasia de Estados Unidos.

"No quiero que ningún otro joven deportista olímpico o ningún otro individuo sufra el horror que yo y que otros cientos han soportado y continúan soportando hasta hoy", exclamó en una de las sesiones del juicio al sanitario que fue condenado a 175 años de prisión.

En Río nació el fenómeno Biles

Fue durante las olimpiadas de Río de Janeiro de 2016 cuando la niña prodigio de la gimnasia artística, de 16 años y 1,47 metros de estatura, acaparó la atención del mundo entero con sus piruetas imposibles y la perfección de sus mortales, además de su permanente sonrisa.

Pasó a la historia como la primera gimnasta estadounidense en lograr cuatro medallas de oro en unas olimpiadas —una con el equipo y tres en solitario—. También consiguió el bronce en barra. En esos juegos, el mundo entero se rindió a la joven americana y pasó a formar parte del olimpo del deporte junto al nadador Michael Phelps, Carl Lewis, Usain Bolt o Larisa Latynina, la gimnasta a la que debía superar en la siguiente cita olímpica.

Cuatro años después llegó a Tokio y los ojos del mundo entero volvieron a estar sobre ella, cada uno de sus ejercicios generaba la máxima expectación y se esperaba que rompiese la barrera de las nueve medallas de Latynina, la mayor medallista olímpica de la historia, y que se acercase a la bielorrusia Vitaly Scherbo, la figura de la disciplina con más medallas entre mundiales y olimpiadas.

Pero las cosas no salieron como se esperaba. Biles abandonó la final por equipos y renunció también a las finales de otras cuatro categorías, aunque volvió a casa con el bronce en la barra de equilibrios. "Ya no confío tanto en mí misma. Quizás esté envejeciendo. Hubo un par de días en que todo el mundo te tuitea y sientes el peso del mundo", explicó la gimnasta.

Y aunque una parte de la opinión pública no entendió la decisión de Biles, su actitud fue aplaudida por medio mundo. "Apoyamos de forma incondicional la decisión de Simone y aplaudimos su valentía al dar prioridad a su bienestar", comunicaron desde la Federación de Gimnasia de Estados Unidos.

"Venir a los Juegos Olímpicos y ser la estrella principal no es una tarea fácil. Creo que la salud mental prevalece más en los deportes. Tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos. Es una mierda cuando estás peleando con tu propia cabeza", reconoció Biles públicamente, que además admitió haber echado de menos el apoyo de su familia durante su estancia en Tokio. Y es que esos juegos marcados por la pandemia no permitieron a los participantes estar acompañados por las personas de su entorno cercano.

La gran cita es en París

Biles estuvo dos años sin competir, pero regresó por todo lo alto. En el Mundial de Gimnasia celebrado en Amberes en octubre de 2023 volvió a reinar y consiguió cuatro medallas: una de oro con el equipo, tres individuales y una plata. "Quiero seguir persiguiendo los objetivos que puedo lograr. Este año hago las cosas un poco diferentes a como las hice en el pasado, creo que está funcionando y lo mantendré en secreto", explicaba al acabar el campeonato, dejando claro que esta era la antesala del que era su gran objetivo, París 2024.

A la gran cita olímpica acude con seguridad y confianza en sí misma, además de estar en un feliz momento personal. En abril de 2023 se casó con el jugador de fútbol americano Jonathan Owens, al que conoció en una aplicación de citas en 2020, un apoyo fundamental durante el proceso de recuperación.

La gimnasta ya está en la Ciudad de la Luz y en los entrenamientos ha dejado ver la mejor versión de sí misma —ejecutó un salto 'Biles II', el que solo ella puede hacer, perfecto—. "Creo que ahora mismo ella está en un buen momento y vuelve a estar encantada con la gimnasia. Lo está disfrutando y creo que esto es una redención para ella", aseguró hace unos días su seleccionadora, aseguró la seleccionadora estadounidense Chellsie Memmel.

La sonrisa que muestra en las fotos que está subiendo a sus redes sociales estos días previos lo dice todo: Simone Biles ha llegado a París con la intención de hacer historia.