Sara Carbonero preocupa a sus fans tras publicar un extenso mensaje en redes desde el hospital
El estado de salud de Sara Carbonero preocupa a sus fans. La periodista, a la que diagnosticaron cáncer de ovario en mayo de 2019, ha vuelto al hospital, desde donde ha publicado un extenso comentario en sus redes. "A través de la ventana observo que la gente en la calle está de manga corta y yo duermo con dos mantas. Lo de dormir, es un decir", apunta.
Sara Carbonero ha puesto en alerta a sus fans con la última publicación hecha en sus redes sociales. La periodista de 40 años ha sembrado la preocupación en torno a su estado de salud después de subir a su perfil de Instagram un vídeo grabado en el hospital, donde está pasando estos últimos días.
Lo acompaña un extenso mensaje, en el que no aclara el motivo de la estancia y tampoco quién está ingresado. Si es ella o una persona cercana.
Sara Carbonero, a la que diagnosticaron cáncer de ovario en mayo de 2019 tras una revisión rutinaria, sí señala que estos días duerme en la habitación 678 y que no le resulta muy fácil conciliar el sueño.
"A través de la ventana observo que la gente en la calle está de manga corta y yo duermo con dos mantas. Lo de dormir, es un decir", señala la periodista, que en noviembre de 2022 tuvo que volver a ser operada de urgencia, aunque no señaló entonces si la intervención estaba relacionada con el cáncer o era por otro motivo.
Las dudas fueron muchas en ese momento y vuelven a ser abundantes ahora. Lo único claro es que Sara Carbonero conoce bien qué es pasar tiempo en un hospital y cuáles son los códigos que se manejan en este lugar. "Entre estas paredes se valora mucho más cualquier gesto, cualquier detalle, cualquier soplo de aire fresco", apunta Sara Carbonero, que también señala que elige el sofá cama de la habitación para leer cuando la noche ya ha entrado. ¿Será que hay una persona ingresada y ella la acompañada? ¿O será que lo hace por cambiar de lugar?
Lee el mensaje completo de Sara Carbonero
Me produce una extraña alegría que en la habitación 678, justo en este momento, alguien lee exactamente el mismo libro que yo, probablemente en el mismo sofá de polipiel, con la misma incertidumbre.
En los pasillos y en la cafetería me cruzo con muchísimas personas que siempre dejan paso en el ascensor y saludan sonrientes, como lo hago yo.
Son los “códigos” de este lugar, donde todos sabemos la necesidad de cariño y afecto en estos días interminables.
Cualquier buena noticia.
En la sala de al lado, han puesto unos juegos y unos libros para que la gente pueda matar el tiempo ahí. Ayer por la tarde me acerqué un rato y vi a un señor que no podía caminar, ni hablar, jugando al dominó con su nieto. Creo que este último se dejó ganar porque bromeaban sobre el asunto.
También un aparato de música que funciona con CDs. Todos son de música clásica, elijo uno de Haydn porque me recuerda a los viajes en coche de pequeña.
Y acabo pinchando para toda la planta.
Los ramos de flores inundan las habitaciones y traen la primavera a cada rincón gris.
A través de la ventana observo que la gente en la calle está de manga corta y yo duermo con dos mantas. Lo de dormir, es un decir.
En la tienda de abajo he comprado unos crucigramas pero me puede el Candy Crush.
De madrugada voy a la máquina dispensadora caminando descalza por el suelo de granito y encuentro las galletas que me gustan. Nunca me supieron tan bien.
En la puerta de una de las habitaciones cuelga un cartel que reza: “Bienvenido a mi mundo, no es muy grande pero al menos gira”.
Y ya, con la noche bien entrada, abro a la vez el sofá cama y el libro que me tiene absorta y leo uno de los proverbios, que dice:
“Allá va la lengua donde duele la muela”.
De primeras reconozco que no lo pillo porque me estoy quedando dormida, pero rápido capto el mensaje.
Cierro los ojos pensando en que estoy cerca del mar con una Super Bock.
Por último, abro IG, llego a una ilustración de Mafalda y la leo en voz alta.
“¿Pensaron alguna vez que si no fuera por todos nadie sería nada?”.
Buenas noches 🌙