Vega narra su día a día aislada de la ciudad: "Las canas florecen a la misma velocidad que se me cae el pelo"
La cantante ha compartido un sentido texto en el que narra cómo se siente después de seis meses sin pisar su casa, el hogar que dejo a atrás para refugiarse del virus y proteger a su familia.
No hay duda de que Vega tiene un mundo interior repleto de aristas, pero lo mejor de todo llega cuando la cantante desempolva sus sentimientos y desvela, entre tecla y tecla, cómo se ve a sí misma y al mundo que la rodea.
La cantante lleva desde el pasado 6 de marzo sin volver a casa. La amenaza de la pandemia provocó que ella y su núcleo familiar más cercano -marido e hija- pusieran rumbo fuera de la ciudad para aislarse y no poner en peligro al resto de la familia. "Y aquí estoy. En mitad del campo. Libre y enjaulada. Siendo mujer, madre, artista, empleada de mi hogar y un amago de docente en prácticas cuando no queda mas remedio. Pero mi verdadero hogar quedó vacío un 6 de Marzo de 2020 y no lo volví a pisar, salvo para llorarle y recoger", dice recordando el día que tuvo que hacer las maletas para encarar esta nueva situación.
"Este no es mi hogar. Es un refugio. Para sobrevivir. Sobrevivir aislada", escribe con un tono de tranquilidad pero dejando una rendija a la incertidumbre de qué pasará en los próximos meses.
No solo estos meses han dejado huella en la mente de la cantante. También el paso del tiempo y los repentinos cambios ha traído sus consecuencias: "Por el camino han quedado 16 kilos, los botes de tinte, un rimmel seco, el rojo de labios festivo, el cuerpo entrenado. Las canas florecen a la misma velocidad que se me cae el pelo. Yo y mi eterna densidad (mental y de cabellera), parecemos un espiritu liviano. Ya me he acostumbrado al estress y sus regalos en forma de torbellinos de pelo agarrados a una goma. Como si eso les fuera a salvar del despido".
La cantante reconoce que aunque ya se encuentra en el entorno aislado por naturaleza, no hace vida más allá de las paredes de su 'refugio'. "No salgo salvo para hacer la compra quincenal, a llevar y recoger a mi hija del colegio. Trabajo en mi próximo disco mientras ella está en clase, de 9:30 a 16:00. Por las noches leo, respondo vuestros mensajes y busco que sucede en el mundo, para enfrentarme al dolor que supone mirar empáticamente en qué nos hemos convertido".
Tal y como narra en su cuenta de Facebook, su hija de cuatro años ha asumido a la perfección su nuevo hogar y su nueva rutina alejada de sus abuelos. "Aceptó rápidamente que no iría a ver a sus abuelos, que no había puente, que tocaba quedarse en casa. Lo asumió sin montar ningún numerito, sin patalear".
La artista escribe estas palabras junto a la imagen de la tarjeta escolar que identifica a su hija en los grupos burbuja. Una medida de protección que anima a Vega a dilucidar qué pretenden los políticos que nos gobiernan con tanto enfrentamiento y discusión. "Me sigue dejando atónita la espiral de reproches, dimes y diretes en la que hemos entrado los adultos, especialmente los políticos. Y entonces siento ganas enormes de meterlos a todos en una burbuja, una suficientemente asfixiantes para que se les caiga a todos la cara de vergüenza".
"Leas lo que leas, pongas el canal que pongas, parece que vivimos en Mandril y somos el zoo del país". Con esta conslusión, Vega cierra un capítulo en el que desnuda y comparte su rutina y los pensamientos que la acompañan, una reflexión con la que más de uno se podrá sentir identificado.