Arde Bogotá se funde con el público en su concierto de fin de gira en el WiZink Center de Madrid
Arde Bogotá cierra su gira Cowboys de la A3 en Madrid con un espectáculo donde el WiZink Center no es solo un recinto a rebosar con unas 15.000 personas, sino también un punto de encuentro donde la energía y la música unen a la banda y a su público de manera literal y metafórica.
Coordenadas 571-/9A. Con Exoplaneta, los integrantes de Arde Bogotá se sitúan en un lugar idílico y de ensueño donde los problemas del pasado pueden tener solución. Un lugar que bien podría ser el WiZink Center de Madrid durante la noche del 13 de diciembre, en la que el grupo de Cartagena dice adiós a su gira Cowboys de la A3 en la capital española antes de celebrar sus últimos conciertos en Barcelona el 27 y 28 de diciembre.
Antonio García (voz y guitarra), Dani Sánchez (guitarra), Pepe Esteban (bajo) y José Ángel Mercader (batería y percusión) llegan puntuales a su escenario transformado en gasolinera. Un escenario enfrentado a unas 15.000 personas que agotaron las entradas del show en solo siete horas hace más de un año.
Veneno da comienzo al concierto y es testigo de lo que vivirán después el resto de canciones: la gran mayoría del público en las gradas está de pie, haciendo extensible la pista más allá de la planta cero. Levantados, saltando, gritando y dando palmas viven todos los asistentes del WiZink un concierto histórico para Arde Bogotá, un pequeño grupo que se ha hecho grande en apenas siete años.
Tras Abajo, el vocalista de la banda da la bienvenida: "Buenas noches a todo el mundo. Es un absoluto placer, un privilegio y un sueño estar en este escenario y teneros a todos y todas delante. Muchísimas gracias por venir. Bienvenidos y bienvenidas a nuestro viaje, por la carretera, por lo imposible. Bienvenidos al sueño de cuatro muchachos que se convirtió en el sueño de casi cien muchachos, y esperamos que sea el de muchos más".
Y después de preguntar si la gente "quiere rock and roll", Arde Bogotá interpreta Quiero casarme contigo, para luego bajar un poco la intensidad con Nuestros pecados. Pero la tempestad es la protagonista del concierto, y pronto vuelve con fuerza con Qué vida tan dura, un mantra que el público repite con garra en un emocionante desahogo colectivo, durante el cual los asistentes se abrazan entre ellos o se cantan mutuamente la canción.
"Somos los mismos chavales que estábamos en un polígono de Cartagena hace no tanto y soñando con esto"
Llega El beso con su paradójico estribillo. "Y es precisamente ahora / Que nadie nos mira / Bésame en la boca / Ahora que nadie nos mira", canta Antonio García con fuerza mientras las pantallas a los lados del escenario proyectan una escena de dos miembros del público besándose en un largo travelling circular.
A ella le siguen más canciones y más potencia: Tijeras, Sin vergüenza, Flores de venganza, Big Bang, Clávame tus palabras o una de las más especiales de la noche, Exoplaneta. Durante el inicio del tema, el recinto al completo alza los carteles con las coordenadas escritas que menciona Arde Bogotá en la canción: "571-/9A". Unos carteles repartidos por iniciativa de Arde Bogofans que posteriormente se transforman en luces y en un cariño por parte del público que la banda devuelve con una versión "pequeña e íntima" de la composición.
Y la noche continúa, con una luna roja sobre el escenario que vive en primera persona Te van a hacer cambiar, La Torre Picasso o Cowboys de la A3. "Gracias por agotar de forma ilógica las entradas. Por querernos, por arroparnos, por formar parte en presente de esta cosa extraña que llamamos Arde Bogotá. Muchísimas gracias a todos y a todas por hacer posible lo que llamamos el pifostio", dice Antonio García. "Ha sido una aventura maravillosa; está siéndolo. Sobrecoge un poco enfrentarse a algo así, y quería compartir dos detalles. Primero: somos los mismos chavales que estábamos en un polígono de Cartagena hace no tanto y soñando con esto. El segundo es la diferencia entre nosotros y aquellos chavales, cuyas ilusiones se convirtieron en realidad. Se convirtieron en gente bailando y cantando con otros".
Tras estas emotivas palabras, el vocalista presenta su particular regalo al público del WiZink Center para agradecerles el apoyo y "devolver el cariño". Para ello, la banda trae un grupo de música de cuerda para llevar sus canciones a otro nivel. Es lo que ocurre con Escorpio y Sagitario o Virtud y castigo, esa composición que los fans de Arde Bogotá hacen suya cantando por su propia cuenta: "Woh-oh-oh-oh-oh-oh"...
Así, el recinto, que permanece y permanecerá en su mayoría de pie, sigue disfrutando con Copilotos, Flor de la Mancha o La salvación, el himno por excelencia de la banda dedicado "a los amigos que nos ven desde el otro lado de la luna". Después, Arde Bogotá y el grupo de cuerda abandonan el escenario en el típico teatrillo de se-acaba-no-se-acaba.
Por supuesto, no se acabó, y los cuatro miembros de la banda vuelven al escenario solos para interpretar la última y más vibrante parte del concierto con Los perros, Antiaéreo y Cariño. "Bailad como poseídos", invita Antonio García, quien con esta última canción decide sorprender al público y bajar a la pista para fundirse literalmente con su gente.
Y con el concierto en su punto álgido, termina. Y la gente se va, pero se va cantando mientras suben las escaleras hacia la salida del WiZink Center. Y se van preguntándose entre ellos si les ha gustado, y respondiéndose al unísono: "Woh-oh-oh-oh-oh-oh"...