Diez años sin Amy Winehouse: el duro final de la diva blanca del soul
Se cumplen diez años desde el fallecimiento de Amy Winehouse, una de las últimas artistas que elevaron y popularizaron el blues, el soul y el jazz.
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El 18 de junio de 2010 murió el escritor portugués José Saramago, el mismo día que, en 1815, habían sido derrotadas las tropas francesas de Napoleón, después del reinado de los Cien días.
El 18 de junio también es recordado por ser el día que Juan Pablo II visitó Argentina, en el marco de la guerra de las Malvinas.
Ese mismo día, pero del año 2011, Amy Winehouse dio su último concierto. El evento tuvo lugar en Belgrado, ante 20.000 espectadores que vieron, con pena y resignación, el último traspié de la caída libre en la que se había convertido la vida de de la cantante de soul.
Poco más de un mes después, el 23 de julio de 2011, hace exactamente 10 años, Amy Winehouse se convirtió, tristemente en un miembro más del Club de los 27. El cuerpo sin vida de la artista fue encontrado sobre su cama. Tenía una tasa de alcohol en sangre que superaba cinco veces el límite legal. Como Janis Joplin, Kurt Cobain, Jimi Hendrix y Jim Morrison, el consumo de drogas y alcohol fulminó las carreras de esta voz irrepetible.
El último recital de la cantante británica terminó entre abucheos, insultos y la indignación de miles de seguidores. Cuando subió al escenario, Amy estaba tan ebria que apenas podía articular dos palabras seguidas, mucho menos cantar con el poderío tan característico de su voz. Aquel espectáculo se convirtió en la crónica de una muerte anunciada, pero ¿cuándo había comenzado aquel ciclo de autodestrucción?
Amy Winehouse y Blake Fielder-Civil, toxicidad y drogas
La relación con Blake Fielder-Civil fue el comienzo de su idilio más profundo con las drogas, el paso definitivo que la condenaría.
Fue en 2003 cuando ambos se conocieron, justo con el debut de su disco Frank. El éxito de Amy, sumado a la ingente cantidad de dinero que comenzó a generar y a la influencia tóxica de Fielder, provocó una reacción en cadena que acabaría con la vida de la cantante años después.
Amy empezó a consumir cocaína, crack, heroína y alcohol de manera desmedida y así fue como su vida se convirtió en una carrera contrarreloj hacia la muerte. Su talento era innato y nunca le abandonó, pero su cuerpo le avisó, en varias ocasiones, de que tenía que cambiar su estilo de vida. No lo hizo demasiado.
Amy Winehouse tenía una enfermedad pulmonar crónica, asistió a varias clínicas de desintoxicación y, en algún momento, creyó haberle ganarle la partida al alcoholismo. Lamentablemente, esto no ocurrió de ese modo y, el 23 de julio de 2011, el guardaespaldas de la estrella encontró su cuerpo sin vida en su cama junto a tres botellas de vodka. Tenía 27 años y solo dos discos, pero su talento había sido tan grande que le bastaron Frank y Back To Black para formar parte de la historia de la música.