Una rebelde y reivindicativa Beyoncé presenta 'Lemonade' en Reino Unido
Con una armada de bailarinas negras y un grito a favor de la igualdad de género y del fin de la violencia racial, una Beyoncé política y reivindicativa revolucionó las palpitaciones del publico de Londres, donde presentó su nuevo álbum "Lemonade".
Reino Unido es la primera parada europea de su gira "Formation World Tour", con la que la diva estadounidense de 34 años desafiará los decibelios del Estadi Olímpic de Barcelona el 3 de agosto.
Tras agotar las entradas en diez minutos, los devotos y entregados fans, que se concentraron en el estadio de Wembley cantaron junto a la todopoderosa artista los temas de su sexto disco, en los que se descubre como una mujer traicionada y menospreciada por la supuesta infidelidad de su marido.
Feroz, colosal y majestuosa, Beyoncé salió al escenario para ofrecer durante dos horas y sin fallar ninguna nota, un espectáculo magnético, memorable y, sobre todo, visual, que se concibió como un videoclip en directo.
Ni un varón y ni una persona blanca la acompañó en escena, lo que supone una declaración de intenciones de una mujer imparable, que abrió el espectáculo con "Formation", un tema con el que critica el abuso policial de Estados Unidos sobre la comunidad negra.
La estrella de Texas continuó su aullido voraz con "Sorry", cuya letra invitó al publico a hacerle una peineta a todos lo que les han hecho daño alguna vez, para alimentar así los rumores que apuntan a que su pareja, con quien se casó en 2008, le ha sido infiel.
Con más de 17 millones de copias vendidas en todo el mundo, homenajeó al difunto Prince al incluir un fragmento de la mítica "Purple Rain" en su concierto, en el que hizo una defensa de la libertad y los derechos de las mujeres: "¿Hay alguna reina por aquí?", alentó a la audiencia.
El resultado de su demanda fue un público que enloqueció con los primeros acordes de la coreografiada "Who Run The World" y que rapeó "Flawless", canción con la que defiende el feminismo; la igualdad de la mujer en el ámbito social, político y económico.
Beyoncé recuperó los temas clave de su discografía. Así, en "Drunk in Love" un juego de luces violetas, rojas y azules la difuminó con las pantallas que la envolvían, en "Rocket" realizó un ejercicio erótico en un banco con motivos de la Grecia clásica y desplegó toda su sensualidad en "Partition".
Beyoncé, inagotable y con una producción que nada tiene que envidiar a las de Hollywood, no se olvidó de pasear su figura por la pasarela de Wembley a ritmo de la potente "Crazy in Love", ni de repasar éxitos como "Naughty Girl", "Baby Boy" y "Survivor", este último de su etapa con el grupo Destinys' Child.
A punto de concluir su impecable show, se arrodilló ante sus seguidores y, al hacerse con una bandera británica, cantó a todo pulmón una de las canciones más recordadas de su carrera, "Halo".
Lo que quedó demostrado en Londres esta noche es que solo hay una persona capaz de silenciar con su voz todo Wembley y de ser el objeto de atención de miles de asistentes: Beyoncé Knowles.