Rosalía y J Balvin aterrizan en Coachella con su poder latino
La música latina ha llegado para quedarse. Rosalía y J Balvin han hecho historia en Coachella, donde homenajearon sus respectivos estilos, el flamenco y el reguetón, homenajeando y haciendo referencia a la cultura hispana.
En Coachella, el santuario de la cultura hípster que señala lo que es "cool" o no, Rosalía se graduó con nota, dando un concierto incontestable y que llevó con éxito su excitante fusión de flamenco y sonido urbano hasta este festival en el desierto californiano.
Cientos de personas vibraron en Indio (California, EE.UU.) de la mano de una actuación con incontables homenajes al flamenco, muchas referencias a la cultura y la vida en el extrarradio urbano en España, una versión de Te estoy amando locamente de Las Grecas, y en el que hasta el público, no solo hispano, se animó a gritar "olé" y dar unas palmas.
Con chaqueta y pantalón de cuero rojo y un top negro, Rosalía se presentó sobre el escenario con la baza ganadora de Pienso en tu mirá, uno de los temas más conocidos de su alabadísimo disco 'El mal querer'.
Seis bailarinas, completamente vestidas de blanco, más cuatro coristas y su "hermano" El Guincho, al mando de la base instrumental, escoltaron a Rosalía en un concierto impecable tanto en lo musical como en su detalladísima apuesta visual.
Habría que revisar al milímetro los veinte años de historia del festival, pero es más que probable que hasta la llegada de Rosalía el flamenco no hubiera sonado jamás en Coachella, donde se pudieron escuchar canciones como Que no salga la luna o A ningún hombre.
"Quiero practicar mi inglés con vosotros. Vengo de Barcelona, que está muy muy lejos. Y significa mucho para mí estar aquí", afirmó la cantante en el ecuador de un concierto de unos 50 minutos que tuvo lugar en uno de los escenarios medianos de Coachella.
No obstante, los momentos más vitoreados del concierto correspondieron a las canciones de Rosalía que más beben de ritmos urbanos, como Liturgia o Brillo.
La recta final se apuntó a las coreografías enérgicas y las bases potentes gracias a Con Altura, que plantó la pica del reguetón en el centro mundial de la cultura alternativa y de aire snob.
Y para el remate reservó Malamente, recibida con gritos desde que sonaron sus primeros acordes y con la que Rosalía, que en las próximas semanas tiene conciertos en ciudades estadounidenses como Los Ángeles o Nueva York, se despidió del público por todo lo alto y con una enorme sonrisa: "'All my love', se os quiere".
Rosalía, que actuó antes de cabezas de cartel de la jornada inaugural de Coachella como Childish Gambino o Janelle Monáe, no fue la única representante latina de un Coachella más hispano que nunca. Además de las leyendas de la música mexicana, como Los Tucanes de Tijuana o la chilena Mon Laferte, J Balvin conquistó el festival con el ritmo sexy, callejero y descarado del reguetón.
En la segunda noche, el artista colombiano dio un concierto multitudinario y apabullante para demostrar por qué este género latino que ha conquistado el mundo también puede enamorar al festival más "cool" y hípster del planeta.
"Nos demoramos quince años para que llegara el reguetón a Coachella", dijo J Balvin en medio de un concierto sin descanso, en el escenario principal de este festival en el desierto de California, y que contó como invitados con Rosalía y el jamaicano Sean Paul.
Ahí lo tienen! El mejor momento de @JBALVIN en #Coachella. Este es El Niño e’ Medellín cortando esos 15 años de espera.
Como dice él: “No hables de mí si no es con calidá” pic.twitter.com/yKdylmEaLa
— Juan Pablo Vargas Cuéllar. (@JuanVargasCue) 14 de abril de 2019
"Es una gran oportunidad estar hoy representando a los latinos con reguetón", afirmó durante un recital que rindió tributo a la comunidad hispana y que también homenajeó a los orígenes de este género musical que, ahora mismo, parece imparable.
Es muy posible que el reguetón no necesite ninguna validación más después de haber llevado el perreo a las discotecas de un sinfín de países, de haber destrozado récords en YouTube, y de haber convencido a estrellas como Beyoncé (Mi gente) o Justin Bieber (Despacito) de que se unan a la fiebre por lo latino.
Pero J Balvin ofreció un momento cumbre más para la historia del reguetón al ser la primera estrella de este género en actuar con galones y en mayúsculas en Coachella, una brújula para saber qué es lo que está o no de moda.
"Y si el pueblo pide reguetón, reguetón... no se lo voy a negar", fue lo primero que escucharon los miles de fans que acudieron a última hora de la tarde para ver a Balvin. El primer gran momento de la velada tuvo a Rosalía como protagonista, y que interpretó Con altura junto al colombiano.
VÍDEO - Rosalía y J Balvin cantando juntos ayer 'Con Altura' en el Coachella Festival. pic.twitter.com/TJp85XZIFQ
— Rosalía Noticias (@RosaliaNoticias) 14 de abril de 2019
La puesta en escena del concierto trazó un decorado multicolor con formas casi sacadas de dibujos animados, entre las que se vieron muñecos gigantes, patos enormes y hasta setas de tamaños increíbles.
En este mundo de chillona fantasía infantil abordó Balvin éxitos como Si necesitas reggaeton dale o Safari antes de echar la vista atrás para recordar los orígenes duros y potentes del estilo que le convirtió en una estrella.
En este segmento especial del concierto, el colombiano enlazó clásicos del reguetón como Oye mi canto de N.O.R.E. o Gasolina de Daddy Yankee que sirvieron para ver la evolución de un género que con Balvin ha alcanzado un sonido más fino y estilizado, tal y como mostró hoy con No es justo.
Ya en el tramo final, una vibrante y sensual I Like It, con dos bailarines con máscaras de Cardi B y Bad Bunny, hizo creer a los fans, por unos instantes, que iban a poder ver al trío de este éxito juntos sobre el escenario, algo que no llegó a suceder.
Y para cerrar el recital sonó Mi gente, canción que Beyoncé ya interpretó el pasado año, con una coda electrónica demoledora, casi en clave de "rave", y que, ante un público rendido, demostró que el reguetón no ha venido a Coachella de visita sino con la intención de regresar en los próximos años.