RESEÑA

Yarea abraza la nostalgia en su disco 'Involuntario' mientras se libera de ella

Yarea se consolida como cantante y compositora, pero sobre todo como artista, con su segundo álbum: Involuntario. La joven vasca plantea un viaje personal por la nostalgia, el recuerdo, el desamor o la idealización a través de 13 canciones donde la melancolía nace desde una producción orgánica y unas íntimas historias basadas en hechos reales.

'La Jauría', de Dani Fernández, un luminoso derroche de pop rock diseñado para saborear en directo

Yarea en la portada de su segundo álbum de estudio, 'Involuntario'
Yarea en la portada de su segundo álbum de estudio, 'Involuntario' | Acqustic

Madrid17/11/2024 14:55

La música como diario. Como evasión de la realidad para, precisamente, reflexionar sobre ella y exteriorizar sentimientos arraigados en nosotros que nos cuesta entender. Hay quienes escuchan canciones para sentirse identificados, para calmar su mente y emocionarse, mientras otros lo hacen desde el otro lado: desde la creación. A este segundo grupo pertenece Yarea.

Desde Bilbao, la joven de 27 años se ha abierto un hueco en la industria musical trabajando con compañeros como su marido Dani Fernández, Edurne, Ruslana, Marlena o Charlie USG. Ahora, Yarea presenta su propuesta más auténtica hasta la fecha con el segundo disco de su trayectoria, Involuntario, donde abraza la nostalgia a través de sonidos pop-folk que hablan "de cosas que sientes sin quererlo, sin posibilidad de evitarlo", según sus propias palabras.

Con el álbum Good Riddance de Gracie Abrams como principal fuente de inspiración, Yarea recurre a experiencias personales y hechos reales para componer las 13 canciones que forman Involuntario, un trabajo donde la artista se ha involucrado al completo durante los dos años de trabajo. "Quería que todo sonara compacto y orgánico con un toque atmosférico", explica para justificar que todos los temas estén producidos por Alex Granero, quien también ha participado junto a ella en algunas letras.

'Espina'

Yarea, con su voz delicada pero madura como vía para exteriorizar emociones, inicia su segundo álbum de estudio con una canción dedicada a un "amor del pasado que tienes clavado", donde la guitarra es protagonista. "Creo que tenemos una espina clavada / Con la que no hacemos nada / Y aunque de tocarla está menos afilada / Ninguno quiere sacarla", canta en el estribillo de Espina, en referencia a un romance cortado de raíz que sigue latiendo. Una relación sin cerrar.

'Lo mejor'

De apenas un minuto y 57 segundos, Lo mejor es la segunda composición más breve del disco, donde Yarea narra una relación tóxica de la que, siendo consciente, no pude escapar. "Debería subir más esta falda / Viniste y me diste agua cuando viste que ya estaba borracha / Y aun así, yo solo quiero que me miren así, otra vez / Y aun así, yo solo espero que te acuerdes de mí". Con estas palabras, la artista plantea una de las ideas más recurrentes en Involuntario: el recuerdo, la memoria del pasado. La nostalgia.

'Capacidad'

Yarea, como apasionada de la melancolía, la tristeza y la oscuridad, reconoce que esta es una de sus pistas favoritas del proyecto porque "resume muy bien el disco a todos los niveles". Siguiendo la estela de los recuerdos, en Capacidad la artista reflexiona sobre lo que ella denomina la "enfermedad de la nostalgia crónica". "Tiendo a idealizar cualquier tiempo pasado / Es mi único modo de sabotear todo lo que quise y a quien tengo al lado / Creer que lo que fue era más especial", canta en la segunda estrofa.

'Loba'

La más triste del disco a nivel musical con piano y guitarra; la canción que Yarea habría deseado no componer nunca y que podría haberse quedado fuera de Involuntario. Con Loba, recupera la historia real sobre una infidelidad hacia una amiga suya, aunque parte de su propia experiencia viviendo algo similar. "Duele en el pecho y hablas y hablas y yo no lo entiendo / Que has sido tú, que esto nos ha pasado a ti y a mí", canta con rencor Yarea, que cuando interpreta el tema en directo mantiene la mirada en un punto fijo, como si le mirara a él.

'Dime si tú'

En línea con Lo mejor, Yarea habla sobre un amor desequilibrado en la composición más ágil vocalmente. "Sin que lo merezcas, sigo entera / Y te suplico, hazme lo que quieras / Guardo la tristeza para cuando duermes", canta en la primera estrofa. Y, de nuevo, la memoria hace su aparición en el estribillo: "Dime si te llevan las señales / O si te sientes culpable / Si te agarra por las noches / Un terror inconfesable".

'Aunque no te lo diga'

Yarea reconoce ser una persona fría, a la que se le olvida decirle a su pareja "que es toda mi vida entera". Así lo explica ella misma cuando presenta Aunque no te lo diga, un tema dedicado a Dani Fernández que forma parte de la privilegiada lista de las dos únicas canciones felices del disco. "No sé responder cuando tú no me miras / Pero sabes que estoy bien, aunque no te lo diga", canta en forma de declaración de amor.

'Nana nuestra'

La más corta, de un minuto y 41 segundos. La más pausada, cantada en un susurro, en un hilo de voz dirigido a una persona que no sale de su cabeza. "Se me ha hecho tarde y pienso mucho en ti / Cuanto más me agoto, más me acuerdo de los dos / Tengo todo claro menos qué será de ti y de mí", dice en el tema más arriesgado en cuanto a estructura, en una nana directa y sin estribillo.

'Tú de mí'

Otra vez, el recuerdo y la nostalgia. En Tú de mí, le canta a una persona en la que piensa constantemente, aunque no se lo merezca. "Qué pensarás tú de mí / Me querrás para siempre / O me desearás lo peor", pregunta Yarea a todos los amores del pasado que guarda en su mente, pero de los que apenas sabe nada en el presente.

'Noviembre'

La otra canción feliz de Involuntario, donde la artista esconde la única colaboración del disco junto a Dani Fernández, con quien reflexiona sobre su experiencia siendo madre desde hace casi un año. "Todos tenían razón, no existe nada parecido / Quiero congelar los días, hacerlos infinitos / Cómo era antes de estar contigo, noviembre es mi mes preferido / Yo voy a hacer que sea divertido", cantan al unísono en el estribillo.

'Tu nombre'

A la par con Capacidad, Yarea canta aquí sobre la idealización: "Una historia del pasado que idealizas y ya no sabes si fue así o no. Esa incertidumbre siempre me ha inspirado mucho", reconoce la artista. Con una producción muy acústica, los efectos de guitarra utilizados parecen arrastrar lo ocurrido hasta el día de hoy; una metáfora formal sobre la confusión que plantea Tu nombre: "No sé si esos recuerdos son verdad o no", dice la letra.

'Espejismos'

Para Yarea, es el tema "más oscuro". Reconoce que Espejismos también está inspirada en su relación con Dani Fernández, aunque esta vez parte de un lugar más siniestro. Habla sobre los altibajos en una relación, los mismos por los que transita la producción musical entre pausas y golpes duros. "Me ha parecido ver algo que no estaba ahí / Pero no sé si es real o un espejismo", dice a medio camino entre la decepción y la duda. Yarea termina la canción susurrando, como si todo esto solo fuera una idea fugaz. Un pensamiento en medio de una relación feliz.

'2017'

Nostalgia en su máximo esplendor. El paso del tiempo protagoniza 2017, un tema envuelto en ecos del pasado donde Yarea se pregunta si es normal sentir que no te encuentras, que estás perdida y que nunca volverás a ser tan feliz como lo fuiste en el pasado. "Se me van los veintitantos / Ya no sé cómo ha pasado / Huele igual que aquella tarde / Pero nada es como antes", canta en la primera estrofa.

'Outro', fin

Para empaquetar todo el álbum, la vasca cierra con un tema que parece desvelar su propósito confesional: "Ya sé que no es tan importante / Pero que alguien me lo arranque / No me deja respirar", canta en una composición que recupera algunos versos del resto de canciones a modo de despedida.

Así, Yarea concluye un trabajo donde la nostalgia, la melancolía y los recuerdos se entrelazan con historias de desamor y autorreflexivas. Un disco donde la artista se sincera artística y personalmente, alcanzando un sonido más maduro que, al mismo tiempo, corre el riesgo de sonar reiterativo si mantiene un formato musical tradicional en vez de buscar la innovación. Así es Involuntario, así es Yarea.