Cómo ayudar a una persona cercana con depresión
La depresión es un trastorno mental frecuente, lo sufren más de 300 millones de personas en el mundo. Entre ellos, se encuentran figuras públicas como la tenista Naomi Osaka y el cantante J Balvin, que han contado su caso para animar a sus seguidores a hablar de sus problemas y pedir ayuda.
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"Nunca quise ser una distracción". Con estas palabras se despedía esta misma semana la tenista japonesa ganadora de cuatro Grand Slams, Naomi Osaka, del Roland Garros.
Su salida del campeonato no ha tenido nada que ver con el tenis en sí mismo. Todo empezó hace algunos días, cuando la jugadora declaró que no hablaría con la prensa tras sus partidos porque necesitaba cuidar su salud mental. La reacción de la organización fue sancionarla con una multa de 15.000 dólares y amenazarla con expulsarla si mantenía su decisión.
Ha sido precisamente esa respuesta la que ha llevado a Osaka a dar un paso atrás y a dar una explicación a través de su cuenta de Twitter. En ella explica que desde la final del US Open en la que ganó a Serena Williams (motivo por el que recibió numerosos ataques) ha pasado por largos periodos de depresión y le ha costado mucho lidiar con ello.
Osaka es la última figura pública que habla abiertamente de la importancia del cuidado de la salud mental y de lo que significa sufrir una depresión, pero no es la única.
Recientemente el cantante de reguetón colombiano J Balvin se ha abierto sobre su lucha contra este problema en el documental El niño de Medellín. También lo ha hecho el príncipe Harry en una serie documental que ha hecho con Oprah Winfrey. Y a la lista se puede añadir otros tantos nombres de celebridades que se abren al mundo con un objetivo: visibilizar un trastorno mental que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De hecho, España es el cuarto país de Europa con más casos (más de dos millones), por detrás de Alemania, Italia y Francia, según la información de la OMS de la que hace eco el Colegio de Médicos de Navarra. Lo que quiere decir que muchos de nosotros podemos tener cerca a alguien que lo esté sufriendo. Pero, ¿qué podemos hacer ante esto?
España es el cuarto país de Europa con más casos de depresión entre sus habitantes
“La depresión es un trastorno del estado del ánimo”, explica Elena Dapra, psicóloga clínica y vocal del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COPM), quien añade que “para considerar que una persona está sufriendo un episodio depresivo mayor tiene que presentar al menos cinco de estos síntomas durante mínimo dos semanas". Son los siguientes:
- Un cambio importante en el estado de ánimo.
- Que indique que tiene un estado de ánimo depresivo (se sienta triste, vacío o que llore con frecuencia).
- Disminución acusada del interés o la capacidad de obtener placer en casi todas las actividades.
- Pérdida o aumento importante de peso o apetito.
- Problemas de sueño (insomnio o hipersomnia).
- Enlentecimiento psicomotor, fatiga o pérdida de energía.
- Sentimientos de inutilidad y culpa excesivos, que pueden llegar a ser delirantes.
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse.
- Indecisión.
- O pensamientos recurrentes de muerte o acción suicida.
La experta hace hincapié en el hecho de que debe haber al menos cinco y deben estar presentes durante al menos 15 días. Además, no pueden estar provocados por otra patología ni por un tratamiento médico. Tampoco se pueden explicar por un proceso de duelo.
Qué hacer cuando alguien cercano muestra síntomas
Cuando aparecen los síntomas relacionados con la depresión, “los primeros en darse cuenta son o bien la propia persona o el entorno”, asegura. En caso de ser los familiares o amigos, antes de actuar, deben estar pendientes de una serie de cuestiones. “Que haya un cambio significativo y de intensidad en su manera de actuar, y que lleve dos semanas con esa desgana, ese sentimiento de inutilidad, llanto…”, insiste.
Si se dan esta serie de condiciones, lo primero que hay que hacer es “instar a la persona a que vaya a un profesional (un psicólogo o un psiquiatra). Si se trata de un episodio depresivo mayor es necesaria la compatibilidad de ambos expertos porque es muy probable que haya que tomar medicación. Por eso debe ir al psiquiatra y sea él quien valore si debe tomarla o no. A veces cuando no la toma, su cerebro no está preparado para que el psicólogo pueda empezar un proceso psicoterapéiutico. En ocasiones necesitamos que esa medicación coloque a las neuronas de una forma química en el estado óptimo para trabajar. Luego se irá retirando la medicación poco a poco. El planteamiento, en principio, no es que la persona se medique toda la vida”, asegura.
El otro papel de amigos y familiares
También es recomendable que los amigos y familiares pregunten al experto cómo ayudar en cada caso. Es posible encontrarse ante la negativa de la persona al ofrecer la ayuda.
“Debe haber una parte de respeto y dar espacio, pero la persona tiene que saber que sus seres queridos están ahí, que están pendientes y la están apoyando. Eso no quiere decir que haya que controlar presionar, sino estar a su lado y que sienta el cariño”, explica Dapra.
Otra cosa fundamental es que el entorno no intente hacer las veces de especialista. “No se debe intentar trabajar todo ese pensamiento y esa cognición que rodean a la depresión cuando no se está preparado para ello”. Ni siquiera cuando haya un psicólogo o un psiquiatra entre los familiares y amigos. “El primo debe ser antes primo que psicólogo”.
"No hay que controlar presionar, sino estar a su lado y que sienta el cariño"
Una vez tratado el problema, tanto la persona como su entorno deben saber que las recaídas son posibles y frecuentes. “Se pueden esperar y no pasa nada si las hay. De ellas se aprende y se superan", continúa la experta. "Aunque la gente les tiene mucho miedo, sirven para trabajar. Además se coge fuerza para tirar hacia adelante y avanzar un poco más en esa evolución del episodio depresivo".