No, no eres raro por tener fetiches sexuales
Sentirse atraído y excitarse con determinados objetos o partes del cuerpo es más común de lo que crees. Sin embargo, no todos los gustos pueden considerarse fetiches. Tienen que cumplir ciertas características.
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Tradicionalmente, el fetichismo —sentir atracción sexual hacia un objeto o parte del cuerpo que no son los genitales y las zonas erógenas más comunes— se ha considerado como algo "raro", una forma de perversión o incluso de desviación. Sin embargo, y como explica la sexóloga Arola Poch, tener gustos sexuales que se salen de la norma empieza a ser más aceptado socialmente, al menos en algunos tipos de fetichismo en concreto: "Por ejemplo, a nadie o casi nadie le sorprende ya el fetichismo hacia los pies. Otra cosa es que sigue habiendo prejuicios y que aún falta por creernos de verdad que los gustos sexuales son diversos, ni mejores ni peores".
Poch señala que es importante diferenciar entre fetiche sexual y otros tipos de fetiche. El fetiche es el objeto o parte del cuerpo que provoca la atención, que puede ser o no de índole sexual. "El fetichismo es la atracción por el fetiche. Son términos obviamente relacionados pero hacen referencia a cosas diferentes", aclara Poch, autora del libro Lo normal es ser raro (2020) que aborda el fetichismo, el BDSM (Bondage, Disciplina, Sumisión y Masoqisumo) y otras eróticas alternativas.
¿Qué origen tienen los fetichismos sexuales?
Como explica Poch, "no hay una idea definitiva sobre el origen de los fetichismos. La teoría más aceptada señala a experiencias vividas que van dando a un objeto o parte del cuerpo una connotación erótica. Luego, con la repetición de la excitación y del orgasmo a través de la interacción con el fetiche se va consolidando esta relación".
Para ser considerado fetichismo se entiende que el objeto provoca excitación, no solo es una preferencia
Poch aclara que no todos tenemos fetichismos sexuales. “Es cierto que muchas personas tenemos algún objeto o característica que nos puede llamar especialmente la atención. Pero no todos los gustos pueden considerarse fetiches. Para ser considerado fetichismo se entiende que el objeto provoca excitación, no solo es una preferencia”, explica la sexóloga. "Aunque sí puede haber personas con fetichismos que no los practiquen y seguiría existiendo ese fetichismo".
¿Hay que compartirlo con la pareja?
En general, es bueno compartir los gustos sexuales con nuestras parejas porque mejora nuestros encuentros, señala Poch. “Contar que nos gusta y escuchar qué le gusta a la otra persona”.
Eso no significa que haya que practicarlo todo. Poch recomienda “analizar cada caso particular para saber cómo actuar en concreto” porque a cada persona le pueden excitar prácticas diferentes. Por ejemplo, algunas personas se excitan con un objeto determinado “porque les recuerda a ciertas sensaciones, o porque les gusta su tacto, o su olor”. “En el caso de otras prácticas eróticas como el BDSM puede que les atraiga un determinado rol sumiso o dominante o porque les guste físicamente el dolor”, explica Poch. “Y también puede haber personas que les pongan precisamente porque son alternativas, porque se salen de lo que está establecido como normal".
¿Cuáles son los fetiches más comunes?
Los pies se han convertido el fetiche más común y más aceptado socialmente, como explica Poch, aunque también es muy popular sentir atracción por las manos, el ombligo, las orejas. Otras características corporales que generan gustos particulares son los tatuajes,piercings y dilataciones.
Los zapatos en general son uno de los fetiches sexuales por excelencia, especialmente botas y tacones. También lo es la lencería, todo tipo de medias y ropa interior; y las prendas de látex y de cuero.