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Ocho mitos sobre el sexo y la sexualidad que no te debes creer

“Cuanto mayor es el pene, mejor es el rendimiento sexual”, o “si tienes pareja ya no debes masturbarte” son algunos de los mitos en torno al sexo y la sexualidad que continúan arraigados en la sociedad. Por suerte, cada vez hay más películas, series y, por supuesto, expertos que ayudan a desmontarlos.

Una pareja practicando sexo
Una pareja practicando sexo | Pixabay

Marta Villena

Madrid16/09/2021 18:34

Un mito es una historia irreal que se transmite de manera oral y que puede llegar a convertirse en una falsa creencia, algo que damos por hecho, pero que en realidad no sabemos si es cierto y por qué lo es. Dentro de la sexualidad existen muchos mitos originados por “un compendio de factores”, como enumera Mónica Gómez, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja: "Falta de educación sexual, una sociedad patriarcal (supeditada al placer del hombre) y coitocentrista (entiende el coito como la única actividad para que la relación sexual sea plena y satisfactoria), la influencia del porno…".

Para combatirlos es necesario visibilizar y normalizar la sexualidad. En esta tarea es muy importante la labor de profesionales como Gómez, pero también de otros poderes de influencia como la ficción. Series como Sex Education han conseguido mostrar con normalidad la sexualidad al público más joven, y no tan joven, narrando situaciones cotidianas y desmontando mitos sobre sexualidad en cada capítulo. Estos son algunos de los más frecuentes explicados por Mónica Gómez.

1. El tamaño del pene importa

Si es el primero de estos mitos no es casualidad porque, como explica Gómez, eso de que cuanto mayor es el pene, mejor es el rendimiento sexual es una de las falsas creencias más extendidas en la sociedad.

Esto se debe a la influencia del porno, “que desgraciadamente sigue siendo el aprendizaje básico sobre sexualidad para mucha gente”, y de una sociedad machista en la que todo el peso de la práctica sexual recae en el hombre. Como indica Gómez, “esto genera una exigencia mayor, en frustración y puede derivar en disfunciones sexuales”.

2. Ellos siempre tienen que eyacular

Este mito está relacionado directamente con el anterior. “De la misma forma, esa presión sobre ellos, puede derivar en pérdida de la erección o que no se consiga el orgasmo”, apunta la experta y recalca que el orgasmo no debe ser el objetivo de una práctica sexual.

“El fin es disfrutar, individualmente o en pareja, obtener placer, generar una intimidad y, a partir de ahí, podemos llegar o no al orgasmo. Y lo más importante, el orgasmo no se tiene que dar únicamente a través del coito”, añade.

3. Las vulvas son feas

Mientras que la sociedad tiende a divinizar el pene, alabándolo cuando es de gran tamaño, la vulva es el órgano del que no se habla “porque está asociado al placer femenino generalmente”. “Esto produce una falta de autoexploración y conocimiento que deriva en muchos casos en disfunciones”, explica Gómez, “hay muchas mujeres a las que le da asco su propia vulva”.

Por este motivo, la sexóloga recomienda normalizar la exposición de la vulva, aceptarla como cualquier otra parte del cuerpo y, sobre todo, tener claro que son diferentes en cada persona y que pueden sentir placer de muchas formas.

4. La “técnica del reloj” es infalible para estimular el clítoris y la vagina

En un capítulo de Sex Education, el protagonista recurre a Internet para aprender cómo dar placer a su novia de manera manual y da con la “técnica del reloj”, una fórmula que sigue de manera mecánica ciertos movimientos basados en las posiciones de las manijas.

“Ni hay una única forma de estimular una vulva, ni porque le haya gustado a una persona significa que le gustará a otra”, aclara Gómez. “No podemos basar nuestras prácticas en lo que encontramos en Internet, debemos aprender sobre nuestro placer y el de nuestra pareja a partir de la autoexploración y la comunicación”.

5. Si tienes pareja, no debes masturbarte

“La masturbación es una de las mejores formas de estimular el deseo sexual hacia nuestra pareja”, explica Gómez sobre este mito que suele generar problemas de comunicación en las relaciones. “A menudo se atribuye a la falta de deseo y de atracción hacia la otra persona, pero no es para nada así. Con la masturbación activamos la erotización y también es muy recomendable hacerlo junto a nuestra pareja durante las relaciones sexuales”.

6. Si te masturbas mucho, no vas a tener ganas de practicar sexo con tu pareja

Como en el anterior, las falsas creencias sobre la masturbación perjudican a la relación. Igual que es bueno masturbarse aunque tengamos pareja, también lo es hacerlo las veces que queramos.

No tenemos un cupo de orgasmos al día que nos vayan a impedir tener relaciones sexuales con nuestra pareja”, aclara Gómez. “Masturbarse varias veces al día es saludable, mientras que la persona no solo se erotice así o haya un problema de adicción a la masturbación”.

7. Llevo tiempo sin tener relaciones sexuales, no voy a sentir placer la próxima vez

Como explica Gómez, es totalmente normal tener periodos en los que no tenemos relaciones sexuales ya sea por falta de pareja o simplemente por inapetencia sexual por lo que tampoco nos apetece masturbarnos.

“La sexualidad es como montar en bicicleta, es algo que no se olvida y, desde luego, el placer no desaparece. Sí es recomendable, después de un largo periodo, empezar a activar de nuevo la erotización a través de la masturbación una vez que nos vuelva a apetecer.”, aclara la sexóloga. “Sobre todo hay que aprender a estar tranquilo durante la práctica y eliminar esos pensamientos intrusivos de ‘llevo mucho sin hacerlo y se me va a notar’”.

8. Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) se transmiten por la boca

La falta de información y los bulos sobre ETS pueden derivar en una histeria colectiva, como sucede en uno de los capítulos de Sex Education, y generar un gran estigma sobre las personas que las padecen. Gómez aclara que precisamente se llaman así porque se transmiten por fluidos sexuales y no por otro tipo de fluidos como la saliva, o por el aire. “Es muy importante educar e informarse sobre la prevención de ETS, pero también lo es conocer qué tipo de ETS existen, sus síntomas, los tratamientos…”, añade la sexóloga.