Bradley Cooper se sincera sobre su lado más oscuro con el alcohol y las drogas
En los inicios de su carrera como actor, Bradley Cooper bajo a los infiernos de la mano del alcohol y las drogas y estuvo a punto de destrozar toda su vida. El actor se ha sincerado de esta parte tan oscura de su vida en El último superviviente.
Bradley Cooper es uno de los actores más aclamados de Hollywood.
Conocido por películas como Ha nacido una estrella, Resacón en Las Vegas, o poner voz a Rocket en Guardianes de la Galaxia, el intérprete vivió una época oscura en los inicios de su carrera que le hizo perderse en el mundo de las drogas.
Cooper se ha sincerado por primera vez al respecto en El último superviviente sobre esta etapa de excesos, una espiral de decadencia que empieza en el año 2003 cuando, tras seccionarse el talón de Aquiles, lo despiden de Alias, la serie en la que estaba trabajando en ese momento.
"Definitivamente, tenía una actitud nihilista hacia la vida, como si pensara que me iba a morir. No fue hasta un tiempo después que pensé que tenía que aceptar quién era en realidad y tratar de encontrar la paz con eso, y entonces todo se estabilizó", ha revelado en el programa de Bear Grylls.
Su salud mental brillaba por su ausencia ya que las drogas hicieron que se sintiese completamente despersonalizado: "Siempre me sentí un extraño. Estaba en mi cabeza. Me di cuenta de que no iba a estar a la altura de mi potencial y eso me asustó muchísimo. Pensé: 'Vaya, realmente voy a arruinar mi vida'".
Pero fue gracias a un spot publicitario que realizó junto a la compañía de ordenadores Dell cuando se dio cuenta de que su vida necesitaba un cambio: "Sentí que había dado un gran paso adelante cuando aparecí en un anuncio de ordenadores Dell [...] Me puse sobrio a los 29 años. Llevo sobrio 19 años. Tuve mucha suerte”.
Su amigo Will Arnett, la persona que le ayudó a salir de las drogas
Fueron varios los espisodios complicados que vivió Cooper bajo los efectos de las drogas.
En una ocasió el actor se golpeó la cabeza contra el suelo en una fiesta y acabó en el hospital. "Me dije: '¡Eh! Mira qué duro soy'. Me levanté y la sangre goteaba… Y lo volví a hacer. Pasé la noche en el hospital con un calcetín de hielo esperando a que me cosieran", ha relatado con tristeza.
En estos duros momentos fue su amigo y compañero de profesión Will Arnett el que estuvo a su lado, y ver que su visión de las cosas era muy distinta a la de su entorno le hizo replantearse las cosas.
"Recuerdo estar en la cena pensando que era muy gracioso y pensaba que esos dos tipos que eran mis héroes pensaban que yo era muy gracioso. Will Arnett estaba como: ‘Fuiste un verdadero idiota, hombre’. Fue la primera vez que me di cuenta de que tenía un problema con las drogas y el alcohol. El tipo que creo que hace humor malo me está diciendo la verdad y eso cambió mi vida", ha recordado.
Para terminar, Bradley ha confesado que estaba "muy perdido" y que "era adicto a la cocaina", además de agardecer a su amigo por jugar un papel tan importante en su vida: "Will se arriesgó a tener esa dura conversación conmigo en julio de 2004 [...] Realmente fue Will Arnett. Él es la razón”, ha detallado.
En el año 2018 Cooper interpretó el papel de Jackson Maine, una estrella de rock adicta a las drogas, un papel que debió ser difícil interpretar teniendo en cuenta su historial.