"Una pesadilla": Kate Winslet confiesa que no le gustó besar a Leonardo DiCaprio en 'Titanic'
Kate Winslet y Leonardo DiCaprio protagonizaron Titanic, una de las historias de amor y tragedia más populares del cine, sin embargo, parece que no para la actriz británica no fue tan agradable grabar la escena del beso.
Titanic es una de las películas románticas más conocidas de la historia. Dirigida en 1997 por James Cameron y protagonizada por Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, el film cuenta la trágica historia del gran buque que tuvo un accidente y se hundió mientras navegaba entre Londres y Nueva York.
Ella, una dama de clase alta, y él, un simple trabajador, sin embargo, surgió el amor a bordo y vivieron un breve romance hasta que él murió ahogado por hipotermia por no subirse a la tabla junto a ella.
27 años más tarde, la actriz británica ha querido recordar una de las escenas más míticas de Titanic: cuando se besan apasionadamente en la popa del barco. En una entrevista con Vanity Fair, ha confesado que no le gustó nada hacerlo, considerándolo "una pesadilla".
Eso sí, no le echa la culpa a su compañero de reparto, sino al maquillaje: "Dios mío, es todo un romántico... No es de extrañar que todas las jóvenes del mundo quisieran ser besadas por Leonardo DiCaprio", ha dicho ella en broma.
"No fue tan bueno como parece. Nos besábamos, y seguíamos besándonos, pero yo tenía un maquillaje muy pálido, y nos revisaban continuamente el maquillaje, y al final parecía como si hubiera estado chupando una barrita de chocolate con caramelo después de cada toma, porque se me caía el maquillaje", ha dejado claro Kate.
Por su parte, parecía que a DiCaprio "le faltara un poco en la cara" por las marcas blancas que ella le dejó: "Fue una pesadilla".
Y hay más. La intérprete de Divergente ha recordado que se dio un golpe en la rodilla contra la barandilla varias veces y se necesitaron varias tomas hasta que todo fue bien: "Leo no podía dejar de reír y tuvimos que rodarlo unas cuatro veces porque [James Cameron] quería una luz muy específica, obviamente, y las puestas de sol no paraban de cambiar".