Qué ha sido Aranzazu Berradre Marín, la policía que interpreta Carolina Yuste en 'La Infiltrada'
Nació en Logroño y su verdadero nombre es Elena Tejada, pero durante ocho años —desde los 22— dejó a un lado su vida y adquirió una nueva identidad para infiltrarse en ETA. Gracias a su trabajo, la Policía Nacional fue obteniendo valiosa información sobre la organización militar y permitió la desarticulación del comando Donosti. La directora Arantxa Echevarría ha conseguido convertir su historia en una de las películas preferidas de los Premios Goya 2025, con 13 nominaciones, incluida la de su protagonista Carolina Yuste a Mejor actriz.
![Carolina Yuste es Aranzazu Berradre Marín en 'La Infiltrada'. Carolina Yuste es Aranzazu Berradre Marín en 'La Infiltrada'.](https://image.europafm.com/clipping/cmsimages02/2025/02/08/807E92D0-EA46-4BD9-8E70-0B8F03A66904/carolina-yuste-aranzazu-berradre-marin-infiltrada_98.jpg?crop=4000,2251,x0,y210&width=1900&height=1069&optimize=low&format=webply)
Pocas historias relacionadas con el pasado más reciente de nuestro país han tenido tanto impacto como la de Aranzazu Berradre Marín, el pseudónimo de la riojana Elena Tejada, la agente de policía nacional que se infiltró en la organización terrorista ETA y que Arantxa Echevarría ha llevado al cine en La infiltrada. La película, la segunda más taquillera de 2024, parte como una de las preferidas en la noche de los Premios Goya 2025 con 13 nominaciones, entre ellas Mejor dirección y Mejor guión original para Echevarría, y Mejor actriz protagonista para Carolina Yuste.
Elena Tejada era agente de la Policía Nacional cuando a los 22 años dejó atrás su vida y a su familia para asumir una nueva identidad y la responsabilidad de una de las operaciones de seguridad interior más importantes de aquellos años. Su atractivo, desparpajo y temperamento fueron claves para ganarse la confianza de los miembros de aquella organización de extrema izquierda, responsable de más de 850 muertes, viviendo y operando entre ellos durante ocho años. Su valentía y determinación fueron cruciales para obtener información vital que permitió a las fuerzas de seguridad desarticular el comando Donosti, prevenir futuros ataques y desentrañar los ‘secretos’ que escondía la tregua que el grupo terrorista anunció en septiembre de 1998 y que finalizó solo 14 meses después.
"Salió de la Academia de Policía de Ávila a los 22, no había hecho ni carnés de identidad y fue elegida por sus superiores para infiltrarse (...) Estuvo ocho años de su vida en una banda terrorista y fingiendo ser otra persona, brindando por la muerte de sus compañeros...”, contó Etxebarria sobre la historia de la mujer que inspira su película.
La historia de Elena Tejada
“Todo lo que veis en la peli, además, es real y solo hay alguna cosa que está ficcionada, como por ejemplo la escena del encuentro de Txapote con Aranzazu”, contaba Echevarría sobre el guion de la película que escribieron a partir de los informes que la productora encargó a Pablo Múñoz, un periodista de ABC de la sección de Interior.
No encontraron a la protagonista, aunque para Echevarría era la primera y la pieza más importante del puzle, pero sí pudieron contactar y conocer al comisario controlador, Ángel en la película, al que da vida Luis Tosar. Así accedieron al relato del operativo policial. "Ha sido una de las personas que más nos ha ayudado", afirmaba la directora.
Fue Ángel, que ya había trabajado en labores de captación para introducir a agentes en organizaciones terroristas, el que le propuso a su jefe infiltrar a un policía ETA y seleccionó a cinco agentes que tenían “talento y estaban preparados física y psicológicamente”, relató el propio controlador en el programa Más de uno de Onda Cero.
Los cinco entraron en los círculos abertzales de San Sebastián “para mimetizarse con el ambiente”, pero la única que lo logró fue la protagonista de La infiltrada. "Es una presión tremenda. Es muy hostil. Cuando entras en el casco viejo de San Sebastián eres un extranjero en esas calles. En las demás eres bienvenido y se está de maravilla tomando tapas, pero había dos o tres calles en las que nada más estaban aquellos que estaban con ETA y era muy difícil entrar”, relataba en los micrófonos de Onda Cero.
“Lo peor de toda esta operación fue el primer año que estuvo allí porque estaba sola, nadie le hablaba, le hicieron el apartheid", aseguraba Ángel. Hasta que poco a poco se fue ganando la confianza de los etarras, surgió la amistad y, al cabo de siete años “logró lo que no ha logrado nadie, infiltrarse en ETA, que tampoco fue infiltrarse en ETA sino que realmente fue ETA quien la captó”.
En paradero desconocido
Elena Tejada consiguió convivir en un piso franco de San Sebastián con dos de los máximo dirigentes de ETA, Kepa Echevarría y Sergio Polo, y durante años fue su chófer, siempre bajo la atenta mirada de la Policía Nacional, llegando a ser casi descubierta en varias ocasiones.
Su magnífico trabajo terminó con la detención de los dos terroristas en marzo de 1999, cuando se disponían a huir a Francia. Kepa Echevarría Sagarzazu fue sentenciado con dos penas de prisión por integración en banda armada y por el intento de asesinato de un funcionario de la prisión donostiarra de Martutene en 1997. Sergio Polo fue condenado a 287 de prisión por cuatro atentados, con tres víctimas mortales.
Tras los arrestos, Tejada tuvo que desaparecer pues se convirtió en un claro objetivo de la banda que difundió su fotografía y la de sus padres por todo el País Vasco y por Logroño, su ciudad natal. Desde entonces se desconoce su paradero y solo se sabe que tiene una familia y trabaja en una embajada. "Sabemos que leyó el guion y no emitió juicio alguno. Ella sigue en activo, pero está en otro país. Entiendo que habrá querido dejar todo esto atrás", confirmó Carolina Yuste durante una entrevista en El Hormiguero.