EN BARCELONA

Moeazu, la japonesa que se come 11 paellas en 3 días

En Japón es la reina de los concursos de comida XXL, mide 1,60 y se comió cuatro arroces para tres personas en un día: 12 raciones en total.

Moeazu, la japonesa que se come 11 paellas en 3 días
Moeazu, la japonesa que se come 11 paellas en 3 días | Agencias

Europa FM

Madrid28/06/2017 18:06

Una japonesa de 29 años, con aspecto de colegiala (con coletas incluidas) come a cucharones directamente de una cazuela y no se cansa.

Se llama Moeazu y si la buscas en Google aparecerá con platos de cualquier comida XXL. Se atreve con todo: con una hamburguesa de 5 kilos, 200 nigiris o 20 bols de ramen. Tiene estómago para un equipo de fútbol.

Frente a una cámara de televisión pide arroz para tres personas. “¡Para tres personas!”, dicen asombrados los propietarios de restaurante barcelonés La Mar Salada, Marta Cid y Albert Enrich.

Lo más impactante es que se lo mete al cuerpo ella solita y en apenas media hora. Los clientes aplauden alucinados con la situación, sin saber que pocas horas antes ya se había comido otra paella para tres.

La joven, orgullosa, enseña la cazuela al público sin un granito de arroz y en cuanto dejan de grabarla se va de cabeza a una heladería a por un batido, por si no estaba llena todavía... ¿En Japón uno se puede ganar la vida comiendo? “Sí”, asiente. Hace años que se celebran concursos donde chicas menudas comen raciones XXL o casi mejor, tamaño récord Guinness.

La guía de la expedición televisiva, Tereza Ae, traduce lo que dice la japonesa: “Hace tres años que es campeona”. Lleva viviendo 20 años en Barcelona y acompaña a Moeazu y a su equipo de grabación de restaurante en restaurante. Fueron a Barcelona para grabar un programa especial sobre paellas, pero no es un concurso. “Lo importante no es el tiempo que tarda en comer, sino que se lo coma todo”. Así terminó engullendo 11 paellas para 2-3 personas en 3 días.

La comilona empezó a la una de la tarde en el restaurante de los Messi: Bellavista del Jardín del Norte. Los chefs acabaron saliendo a verla, porque no se lo podían creer. Ya conocéis el dicho, "si no lo veo, no lo creo" y así fue. Imposible no fijarse en ella: camisa amarrilla chillón y pañuelo rojo en el cuello. Tiene 29 años y nadie lo diría porque aparenta 10 menos. “¡Pero si está delgada!”, murmura todo el que la ve comiendo. Se acabó en una hora un 'arròs del senyoret' para tres personas con ese cuerpo tan pequeño. Apenas mide 1,60.

Parece que no estaba saciada del todo cuando terminó, porque fue directa a la Barceloneta y pidió otro arroz para tres en La Mar Salada y un batido para acabar de hacer la digestión. A las cinco de la tarde, llega al restaurante Port Vell, donde pide otra paella de marisco para tres, con su 'allioli'. “Y no hacemos raciones pequeñas”, aseguraba Carmen, la dueña. “Increíble", dijo su hijo, Antoine. “No ha dejado ni un grano. ¡Hasta se ha comido el limón!.

Tereza no se lo puede creer. Tras la tercera paella, Moeazu se va a por dos bolas de helado. “¡Increíble!”, dice. Es la palabra más repetida tras verla zampar.

A las ocho llegan al cuarto restaurante del día, La Canasta, en Castelldefels. Piden arroz negro con allioli, también para tres. Después de dejar vacío el recipiente, le acercan el carro de postres. ¡Todavía le quedaba hueco tras la cuarta paella! (12 raciones en total). La japonesa también pidió de postre pudin de coco. ¡4 raciones! El dueño, Miguel Yepes, anonadado, dijo: “no he visto nada parecido en mi vida, y he visto de todo”.

Ahí no acabó todo. La ruta de paellas continuó al día siguiente en el Botafumeiro. Pero antes, un buen desayuno para coger fuerzas. Moeazu “desayuna un montón”, dice Tereza: “4 o 5 cruasanes, mucha fruta, leche, jamón…”. Después, entre pecho y espalda, se metió una 'fideuà' de tres raciones. “En nuestro caso, son más grandes de lo habitual”, aseguran desde el Botafumeiro.

Para acabar el día, fueron a Valencia, donde Moeazu terminó su primera visita a España comiendo una paella más ese día y otras cinco al día siguiente. ¿Que dónde mete la comida? Ella se ríe: “Tengo otra persona en mi estómago”.