Tania Varela, la mujer más buscada por la Interpol: “Cariño, mamá tiene un problema”
Invisible durante cinco años, Tania Varela, ha conseguido ser la única mujer española en la lista de personas más buscadas por la Europol. Antoni Rodríguez, mosso, ha explicado a La Sexta Noticias que "estaba relacionada con clanes del narcotráfico, sobre todo con dos importantes clanes de Galicia".
¿Cómo acaba una joven de aspecto angelical y familia humilde mezclada en el turbio negocio de las drogas? Tania nació en Cambados hace 44 años, hija de pescadores, estudia derecho y defiende a mujeres maltratadas. Una joven ejemplar hasta que conoce David Pérez Lago, hijastro del exnarco gallego Laureano Oubiña. Tania es su abogada pero, se enamoran y decide cruzar la línea.
Juntos planean introducir en 2006 casi dos toneladas de droga en España, pero fracasan y son detenidos. Ella sale en libertad provisional y, con David entre rejas, decide cambiar de pareja. Su nueva pareja, Alfoso Díaz Moñuz, era abogado de la mafia rusa, pero muere acribillado a balazos dos años después. Y miedo a que le pasara algo, Tania huye y no acude ni al funeral de su madre en Cambados, pero pone su nombre y el de su hija en la esquela.
La Europol le busca desde entonces, mientras ella vive en una urbanización de Sitges, donde ni sus vecinos, ni los trabajadores de los establecimientos de la zona reconocen su foto, pero alguien da el chivatazo. La cogen desprevenida, jugando con su hija en un parque infantil, aprovechando que la pequeña se aleja, dos agentes uniformados se acercaron a ella y le preguntaron por su nombre, les dio otra identidad, pero ningún documento oficial, por lo que le pidieron que la acompañaran. Consciente de que probablemente esa noche dormiría en el calabozo y pasara a disposición judicial a la mañana siguiente, Tania le pidió a la madre de la amiga con la que jugaba que se hiciera cargo de la niña, y se despidió llenándola de besos y abrazos: “Cariño, mamá tiene un problema. Lo arreglo y vuelvo”. Cuando los Mososs van con ella a registrar su casa, un chalé sencillo y algo descuidado, muy lejos de los lujos de hace años.
“Sí, soy Tania Varela”, dijoa la Policía mientras hacían la comprobación de las huellas dactilares, y comenzó a llorar. Luego estuvo un rato rato pendiente de cómo organizarlol todo para que alguien cuidara de su hija, una niña de 4 años que no había podido ser inscrita en el Registro Civil y permanecía sin escolarizar.
Sobre ella pesan dos órdenes de búsqueda y captura que en los últimos años han emitido la Audiencia Nacional y un juzgado de Cambados.