Es adicto al olor de los extintores
Confiesa tener un problema con los extintores, cada vez que ve uno no puede evitar romperlo porque le encanta el olor que dejan.
Felipe es adicto al olor de los extintores abiertos y pasa el tiempo reventando este artilugio para poder ‘colocarse’ con el polvillo blanco que alberga el interior.
Cuando no puede acceder a ello le entra un síndrome de abstinencia muy grande calificado por el mismo como ‘estar monoso’. Dice que el color rojo que caracteriza a los extintores es el culpable del enganche tan brutal que tiene hacia ellos.
Todo empezó como una chiquillada de clase y acabó en una adicción difícil de tratar para los expertos al no darse casos previos de este tipo de conducta que le lleva a cometer numerosos actos vandálicos.