CAPÍTULO 1: El secuestro
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Con el primer golpe salté de la cama asustada. Golpearon la puerta de mi apartamento 3 veces. Miré el reloj de mi mesita de noche, las 4 de la mañana. Me coloqué mi albornoz rosa intentando relajarme pero volvieron a golpear la puerta esta vez más fuerte.
El miedo me hizo agarrar en décimas de segundo mi teléfono móvil y marcar el 1 1 2. Pero no pulse el botón de llamar. Me acerqué hasta la puerta lentamente. Ya frente a la puerta me acerqué a la mirilla despacio y asustada. En ese instante grité.
-¡Mierda!.-abrí la puerta corriendo.
-¡Laura!, ¡Laura!.-gritó Josep con voz temblorosa mientras entraba corriendo al apartamento.
-¡Joder tío!-grité.- pero, ¿tu sabes que casi me muero del susto?.-le dije enfadada.-¿Porqué cojones no me avisas que eres tu?, ¿has visto la hora que es?.
Entró asustado y con toda la cara sudorosa.
-¡Laura!, lo siento, tenía que venir a toda prisa.-me agarró de los brazos y me miró fijamente a los ojos.
Volví a ponerme nerviosa.
-¿Que coño pasa Josep?.-le seguí la mirada.
-Rápido, llama a Sarah por teléfono y dile que salga de casa echando leches.-me dijo tan nervioso que en aquel momento mi miedo se multiplico.
-¡¿Me quieres decir que cojones pasa?!.-le grité alterada.
Corriendo me tapó la boca.
-Laura. Nos persiguen.-volvió a mirarme fijamente. Decía la verdad.
-Tenemos que salir corriendo del edificio. -me soltó y se dirigió a la ventana del salón a observar la calle, como si fuera alguien nos estuviera vigilando- Avisa a Sarah para que vaya al estudio a toda prisa.
-Josep tronco, -no podía pensar que Sarah estuviera en peligro.
-¿Qué has tomado tío?, ¿qué estas diciendo?, ¿quién mierda nos persigue?.-no daba crédito a sus palabras que sabía que eran ciertas. Marqué a toda prisa el teléfono de Sarah.
-Puede ser el gobierno, el FBI, el MI6. No lo se, lo que si se es lo que buscan.
1 tono. “Cogelo Sarah”.
2 tonos. “Sarah, por favor”
3 tonos. “Joder, joder”.
4 tonos. “Mierda, Sarah”
-Ha llamado al 6... 8... “¡Noooo!”. Necesitaba llorar.
-Sarah no coge el móvil.- le dije mientras me temblaba todo el cuerpo y aumentaba mi nerviosismo.
-Josep, no lo cogé, joder.-me eché manos a la cabeza. No entendía nada.
-La tienen.-respondió.-¿Pero por qué?.-me sequé las lagrimas corriendo, no era momento de empeorar la situación.-¿Qué quieren de nosotros?.
-Lo saben Laura. -se acercó a mí a tranquilizarme.
-Saben de lo que somos capaces y nos quieren poner a prueba -me abrazó fuerte- Pero no van a conseguirlo.
Conocer las razones exactas del porqué de aquella situación me hizo actuar con valentía.
-Tenemos que irnos cuanto antes.-me dijo algo más relajado.
-Hay que buscar a Sarah.
Le pase el teléfono para que intentara localizarla mientras yo corría a toda prisa a mi habitación a vestirme. Cogí lo primero que pillé a mano. Unos vaqueros, un jersey y una chaqueta.
Minutos después volví a reunirme con Josep en el salón. Había contactado con Puchi. Quería vernos. Nos encontraríamos en media hora con ella en el estudio.
Allí la teníamos, en el estudio de nuestro programa, frente al ordenador, apretujándose las sienes. Su
cara no tranquilizaba demasiado, ella sabía lo que estaba ocurriendo.
-Puchi, ¿qué ocurre?.-preguntó Josep.
-Lo que me temía. -se puso en pie.
-Vienen a por nosotros. Han cogido a Sarah.-nos explicó.
-Tenemos que salvarla.-dije rápidamente.
-Y eso exactamente es lo que haremos.- respondió Puchi a la vez que se acercaba a un teclado transparente, apenas visible, que tenía tras ella, en la pared.
Marco cuatro dígitos; y de nuestra habitual y simple pared del estudio salió un armario. Al abrirlo teníamos disponible todo un equipo completo de espionaje y unos uniformes.
-Tomad.-nos entregó unos uniformes.-Son ligeros y resistentes al fuego pero no evitan las balas, no había más presupuesto.
Seguido sacó unos pequeños dispositivos de comunicación.
-Con esto estaremos bien comunicados.
-¿Cómo lo haremos?.-preguntó Josep.
-El móvil de Sarah tiene activado el GPS. Mientras que lo lleven encima la tenemos localizada. -explicaba Puchi volviéndose a sentar.
-Y con mi ordenador puedo controlar todo lo necesario. Ver la seguridad que tienen en el edificio, los agentes que la custodian, claves para abrir puertas, desconectar alarmas... Me mantendré aquí y os iré guiando.
-¿Y en qué edificio tienen a Sarah?.-pregunté.
-El edificio Madrid-París.-me respondió.
-Pero eso es en Madrid. ¿Estas segura?.-le preguntó Josep algo confuso.
-No hay duda, observar la pantalla.
Me puso frente al monitor. Cierto; el móvil de Sarah indicaba exactamente aquel edificio.
-Y para estar más seguros...-pulsó dos teclas y rápidamente pudimos observar tras la pantalla a Sarah, nuestra Sarah Gil. Maniatada a una silla.
-Es ella.-dije muy asustada.
Puchi afirmó con la cabeza.
-He hackeado su central. Puedo controlar todas las cámaras de vigilancia. Nos será de ayuda.
-Pero no llegaremos a tiempo.-admitió Josep.
-Tenéis que bajar al puerto. -nos explicó Puchi.- Os espera un helicóptero que os llevará hasta el lugar.
-¡Puchi!.-exclamó Josep.-¡Vamos sin armamento!.
Me miré de arriba a abajo. Solamente vestíamos con unas botas, un traje negro y un cinturón del que colgaba la base del dispositivo de comunicación que tenia colocado en la oreja.
Puchi nos miró seriamente y nos dijo:-Chicos... No os hace falta armamento. Si seguimos tan unidos como hemos estado siempre lo conseguiremos. Nos buscan por ser los mejores. Y estar unidos nos ha hecho ser los mejores...- se mantuvo unos segundos en silencio y luego acabó.
-Vuestra mejor arma es trabajar en equipo. Aquella explicación me hizo totalmente fuerte junto a Josep.
-Nos están poniendo a prueba.-continuó Josep.- Y les vamos a ganar.
Corríamos a toda prisa por La Rambla camino a la Plaza Cristobal Colón. Allí teníamos el helicóptero esperando.
Apenas terminé de subir cuando el helicóptero se despegaba del suelo. Josep me sujetó y ayudó a colocarme en mi sitio.
Media hora después paseábamos por encima de la capital hasta llegar a un descampado donde nos esperaba una furgoneta negra.
-¡Rápido, subid!.-gritaba un hombre con traje negro desde la puerta trasera del vehículo. Bajamos a toda prisa del helicóptero y corrimos hasta la furgoneta.
Cogimos asiento y observamos frente a nosotros unos monitores que mostraban el interior del edificio al que íbamos. Por un momento necesitaba resolver dudas.
-No entiendo. ¿Porqué tenemos que entrar nosotros?.-pregunté confusa.
-Sois los únicos que podéis salvar a Sarah Gil. - explicó el chico que nos acompañaba en la parte trasera de la furgoneta.
-Ni siquiera la policía es tan fuerte.
-¿Los únicos?.-preguntó Josep sorprendido.
-¡¿Fuertes?!-continué.-¡Con lo puritana que soy!.
La voz de Puchi interrumpía nuestra charla.
-Chicos,-comenzó a explicar.- por separado pueden acorralarnos, pero juntos...-acabó.-¡Somos invencibles!.
Claro, por fin comprendía todo. Esa era la clave de nuestro éxito. Estar unidos.Josep, Sarah, Puchi y yo.
Secuestrar a cualquiera de nosotros era nuestro talón de aquiles. Cada uno es imprescindible. Sentirnos como una familia nos había echo fuertes. Y querían acabar con nuestro éxito. Ahora estaba claro que conseguiríamos sacar a Sarah de aquel edificio.