RELATO DE JASMIN RODRÍGUEZ

Corazón negro

Sara Gil acaba con la vida de su amiga Laura Manzanedo por culpa de una infidelidad. ¿Tienes un relato? Envíalo a ponte@europafm.es

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Europa FM

Europafm.com22/04/2014 20:35

Sara, a sus dieciocho años, era una chica invisible para todos los chicos que le robaban el corazón; y el blanco de todas las burlas. Vestía ropa ancha, usaba gafas, un peinado simple y no se maquillaba. Vivía sola, en un pequeño apartamento, en un barrio de Madrid.

Gracias a Dios contaba con el apoyo de su amiga, Laura, que no sólo le brindó su cariño, si no que le presentó a su primer y gran amor correspondido, Josep. Gracias a su novio y su amiga, Sara comenzaba a superar las adversidades, todo marchaba bien.

Una mañana, Sara había quedado con Laura en su apartamento. Se asomó al balcón para esperarle, pero se quedó horrorizada con lo que vió.

Josep y Laura estaban abrazados, besándose en el portal. Sintió que algo le presionaba el corazón hasta matarlo, y comenzó a gritar y a llorar desconsoladamente. Se sentía traicionada.

Cuando oyó el timbre del portal, se secó las lágrimas y le abrió la puerta a su amiga. Mientras Laura subía, Sara se apresuró a arreglarlo todo para que su amiga no se notase nada raro.

Sara recibió a Laura con un fuerte abrazo, como siempre, y le cogió de la mano para llevarla al salón. En el sofá, comenzaron a charlar. Sara sentía un rabia intensa que le pedía venganza.

Con la excusa de ir a buscar algo de beber a la cocina, Sara empezó a ponerse nerviosa. La rabia y el dolor no le dejaban pensar, y vio la solución. Cogió una sartén y se dirigió, decidida, al salón.

Golpeó a Laura por detrás y siguió golpeándola una y otra, y otra vez. Mientras por su mente pasaban todas las burlas, las humillaciones, los golpes y las traiciones.

Cuando acabó, se sintió fuerte, poderosa. Sintió placer, mucho placer.

Se miró al espejo, y por primera vez se sintió guapa. Se soltó el pelo, se quitó las gafas y se sintió bella. Tras ducharse y cambiarse de ropa, cogió el bolso de Laura, y encontró bastante dinero en efectivo.

Sabía lo que se iba a venir encima, por lo que se gastó casi todo el dinero en un cambio de imagen. Ropa ceñida, maquillaje, un nuevo corte y color de pelo. Ahora era una mujer bellísima.

Con lo que le sobró, cogió un avión y se marchó lejos, muy lejos, donde siguió matando, y donde consiguió hacerse una  fortuna con ello.