Tarde de playa
No sabemos si el relato de Raúl Martínez es real... ¿Tú qué opinas? Real o no, envía tu relato a ponte@europafm.es
Era mi primera vez en la playa... bueno, en una playa nudista. Me habían dicho que me gustaría la experiencia, que iba a tener una sensación de libertad total y que me iba a sentir de puta madre. Que iba a olvidar mis problemas y que repetiría seguro.
Pues bien, ahí estaba, con mis gafas de sol puestas y a punto de quitarme el bañador. Miré a mi alrededor... no había nadie conocido.
Me lo quité, ya estaba en bolas. No sabía qué hacer, si meterme al agua directamente pero eso es de cobardes, por lo que me puse a caminar tranquilamente como si nada.
¡Hasta que la vi! ¡Joder! no podía ser, era ella, la de la radio, sabía cómo era porque la conocí en un directo en Elche (Alicante). También llevaba gafas de sol, ¡Dios cómo estaba!
Los dos en bolas, en una playa nudista. Yo la conocía y ella a mí no.
Laura Manzanedo, esa dulce voz que me ponía tanto, la tenía muy cerca y desnudita. Paseé cerca con la intención de decirle algo, no sé, tampoco era plan de emocionarme demasiado.
Mi cuerpo me decía que lo hiciera, que no iba tener muchas oportunidades de verla y saludarla, pero claro, los dos desnudos, una situación algo incómoda ¿verdad? ¿Y si se había puesto las gafas de sol sólo para no ser conocida? ¿Es normal charlar como si nada con un desconocido en una playa nudista? Menudo dilema.
Decidí acercarme poco a poco, pero cuando me iba acercando, la veía mejor ¡qué cañón de tía! Menudo cuerpazo, menudas peras, menudo potorro...
Me emocioné demasiado y cuando estaba a escasos metros me di cuenta que tenía que sentarme, estaba empalmado, sí, me había puesto todo Pinocho y ¡qué vergüenza!
Eso no era nada profesional, ir a una playa nudista a mirar, yo no quería eso, pero con LM ahí era imposible no mirar, tenía que hacerlo y fantasear, como los tíos normales.
Para bajar el hinchazón cerré los ojos, y me puse a pensar en mi vecina del quinto, que es una foca de cuidado y poco a poco todo se normalizó.
Entonces abrí los ojos, se había quitado las gafas y... no era ella. Mi gozo en un pozo, era una tía que estaba buenísima pero no era mi Laura Manzanedo, ya decía yo que era mucha casualidad que estuviera en la misma playa que yo ¡y en bolas!
La chica se estaba descojonando de la risa, se había dado cuenta de mi situación, pero no pareció molestarse, llegó un maromo y se metieron al agua. Y ahí me quedé yo, sentado en la arena muerto de vergüenza, pero en fin, tras esa experiencia decidí que volvería a repetir, quién sabe, lo mismo me encuentro a LM completamente desnuda algún día.