Enrique Arrillaga: "Si no tienes una vocación sigue esforzándote, lo que estás haciendo te valdrá para algo"
La historia de Enrique Arrillaga, fundador de Muebles Lufe, el llamado IKEA vasco, es una historia de superación. Porque en un momento en que su carrera iba a a deriva supo coger las riendas y aprovechar todo lo aprendido para poner en marcha su exitoso proyecto. De cómo nació habla en Buscando vocaciones, la iniciativa de la Universidad Europa y Atresmedia radio para ayudar a los jóvenes a decidir sobre su futuro laboral.
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Enrique Arrillaga estudió ingeniería porque tenía que estudiar ingeniería. Se dejó llevar por su padre. "Venía de una familia de empresa, tengo cuatro hermanas y el chico tenía que ser ingeniero", confiesa a Juanma Romero en su entrevista para la sección Buscando vocacionesde ¿Me pones?
Su caso puede servir de inspiración para aquellos jóvenes que no tienen claro qué estudiar. Al fin y al cabo, aunque él no se metió en ingeniería de manera vocacional, lo aprendido en la carrera, y en los años de ejercicio en la empresa de su padre, le sirvió para fundar Muebles Lufe, el llamado IKEA vasco. De ahí su lema: "Si no tienes una vocación sigue esforzándote, lo que estás haciendo te valdrá para algo".
A él, lo hecho en los 22 años que estuvo trabajando antes de montar esta empresa le sirvió para saber hacia dónde orientar su futuro profesional después de arruinarse en 2012.
Tenía tres opciones, eligió la ganadora
"Fui el típico hijo que cogió la empresa de su padre y se la comió, como se dice aquí", explica Arrillaga, que fue encadenando resultados malos con otros positivos pero muy pequeños. "La suerte es que he tenido el apoyo de mi familia, de mi mujer, mi madre y mis hermanas. Eso te levanta la moral y te ayuda a salir adelante", añade.
Arrillaga tuvo otra suerte, un curso de liderazgo que había hecho y que le abrió la visión de las cosas. "Me puse en mi despacho con una hoja en blanco y vi que tenía tres opciones: buscar trabajo en mi sector, buscar trabajo fuera de mi sector o aprovechar lo hecho en estos 22 años si veía que había algo que fuera aprovechable. O lo hacía entonces o no la hacía nunca. Vi que lo único que podía tener éxito era lo de las camas baratas", explica sobre cómo empezó Lufe,
"En tres años ya habíamos alquilado una nave de 1.500 metros cuadrados y éramos una empresa de 800 personas", continúa explicando el fundador del IKEA vasco.
El empujón final se lo dio un reportaje sobre el proyecto, que llevó a 400.000 personas a visitar su web en un solo día. Aquello ayudó pero visto desde la distancia, Arrillaga sabe que la fórmula es otra y muy sencilla: "Trabajo, trabajo, trabajo".